Lorena Bobbitt preside organización que ayuda a víctimas de abusos | La Nota Latina

Lorena Bobbitt preside organización que ayuda a víctimas de abusos

Lorena Bobbitt, quien le corto el pene a su marido, generó un espectáculo mediático sin precedentes en 1993, donde se mezclaban varios aspectos morbosos: violencia machista y raza. El recordado episodio le cambió la vida.

 

Lorena Bobbit
Foto: www.pintarest.com

Lorena Gallo, la mujer que se convirtió en toda una justiciera por cortarle el pene a su marido que la maltrataba, reapareció veintidós años después de aquel suceso en el programa «The Steve Harvey Show». Lorena ha rehecho su vida, se ha vuelto a casar y tiene una hija. Es una mujer nueva. Considera que «el pasado, pasado está» y ahora trabaja en «Red Wagon», una organización que ella misma fundó, donde «ayuda a las mujeres y niños que han sido víctimas de abusos».

23 de junio de 1993. Lorena Bobbitt se levanta de la cama en mitad de la noche y se dirige a la cocina con decisión, coge un cuchillo y castra a su marido mientras duerme. «El corte que sintió el mundo entero», tituló la revista «People» a la semana siguiente.

Cortar el pene de un hombre ya era algo que sintió medio mundo, una pesadilla de muchos que se había convertido en una realidad durante una noche de verano. Además, John Wayne Bobbitt era marine y, paradógicamente, tenía el mismo nombre que uno de los iconos del cine estadounidense, alabado por ser un símbolo de rudeza y masculinidad.

El corte pasó a formar parte del imaginario de medio mundo, los heterosexuales estadounidenses o del otro lado del charco dejaron de dormir tranquilos. Sin embargo, a los pocos meses, el círculo mediático que generó el suceso catapultó a Lorena y a John. A ella, por haber hecho lo que muchas mujeres se habían planteado locamente en alguna ocasión. Se había convertido en una justiciera. A él por ser víctima de un episodio atroz.

Las mujeres de todo el mundo la defendían. «Algo habría hecho él para que ella decidiera cortarle el pene», comentarían. Según contó en una entrevista a Vanity Fair, Wayne era un tipo violento, adicto al alcohol e infiel. Además, le habría obligado a abortar cuando se quedó embarazada.

Aquel 23 de junio, Wayne llegó a casa borracho y la violó. Después se quedó dormido. Fue en ese momento cuando ella decidió acabar con el músculo con el que su marido la mancillaba. En el juicio Lorena confesó no recordar mucho después de rebanar el miembro viril. Sin embargo, sí contó que después de aquel significativo corte se subió al coche y condujo hasta casa de una amiga. Mientras lo hacía se dio cuenta de que llevaba algo en la mano izquierda: el pene ensangrentado de su marido. En ese momento se sintió horrorizada y lo tiró por la ventana del vehículo.

El caso de Lorena Bobbit generó un espectáculo mediático sin precedentes en 1993, donde se mezclaban varios aspectos morbosos: violencia machista y raza. Según su defensa, ella era una mujer que se había visto durante años sometida a las vejaciones de su marido. Una peluquera de barrio de baja estatura y piel oscura, que en un momento dado se reveló, perdió la cabeza y decidió cortar el pene de un marine del ejército que se llamaba como el atractivo actor John Wayne.

Mientras el juicio se llevaba a cabo, decenas de feministas se agolpaban en la puerta de los juzgados, con grandes tijeras de coser (de esas que cortan con solo tocarlas), para apoyar a Lorena.

La sentencia del juicio la declaró no culpable por incapacidad mental. Y ella ingresó en un centro psiquiátrico durante 45 días, esa fue la única condena. Si la hubieran condenado habría pasado 20 años en la cárcel. Durante los años posteriores desapareció del ámbito público y recuperó su apellido de soltera.

Pero, ¿qué pasó con el miembro viril de Wayne? Aquella misma noche Lorena llamó a la policía y contó lo que había sucedido. Una patrulla acudió al lugar donde ella había tirado el pene de su marido. Los agentes se acercaron a un 7-Eleven a por hielos mientras una ambulancia llegaba a la ubicación para recoger el miembro. Mientras tanto, Wayne estaba en el hospital, donde un médico —que confesó que se le «revolvían las tripas»— le dijo que sin el miembro no quedaba más remedio que coser la herida y condenarlo a una castidad obligatoria de por vida. Sin embargo, el pene llegó a tiempo y fue sometido a una operación de nueve horas para unir su miembro a su cuerpo. Al salir del quirófano le pasaron una factura de 250.000 dólares por reimplantar su pene. Solo le quedaba una alternativa: recorrer los programas de televisión para saldar su deuda con el sistema sanitario. Un tour que le permitió ganarse el cariño y sensibilidad del público masculino. Años después se convirtió en actor porno.

Después de 22 años de aquel acto impulsivo que le abrió las puertas a una nueva vida, Lorena comentó recientemente en «The Steve Harvey Show» que Wayne había intentado contactar con ella varias veces. «Siempre que lo hace borro su número», comentó. «Tengo una nueva vida ahora. Yo sólo quiero rodearme de gente positiva».

Fuente: abc.es

Foto portada :www.tgcom24.mediasset.it

 

 

Marybel Torres
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