En la tierra donde florecen los Guayacanes y el amarillo intenso de sus flores se deposita sobre fecundos suelos, la provincia de Loja con su colonial capital invita al turista a recoger trozos de sol y a contactar con la amabilidad de su gente y disfrutar de hermosos paisajes.
Al mencionar Ecuador inmediatamente nos viene la imagen de las Islas Galápagos, quizás el monumento natural más emblemático de su turismo. Pero no es lo único que vale la pena conocer de este país meridional. Hay mucho más y una visita a la provincia de Loja y a su ciudad capital –del mismo nombre- les asegura entrar en un paraíso.
Loja como ciudad es de las más antiguas de Ecuador. Mantiene en sus calles el encanto colonial. Cruzada por los ríos Zamora y Malacatos, cuenta con una población activa, amable y sobre todo, rica en cultura musical. Lo mejor: su clima, es agradable todo el año. Así que es propicio ir en cualquier época.
Loja como provincia colinda con Perú. Sus paisajes naturales son referencia de Ecuador en el mundo. Su capital fue fundada en 1548 por el español Alonso de Mercadillo en el valle de Cuxibamba. Hoy conserva ese encanto de típica ciudad española con un centro histórico de gran belleza. Sus casas con fachadas coloridas son simbólicas en la calle Lourdes en el barrio de San Sebastián. La hermosa Catedral de Loja con sus hermosas pinturas y la iglesia de Santo Domingo, decorada con cuadros de fray Enrique Mideros, junto a los templos San Agustín, San Francisco y Fátima con piezas de arte religioso, forman parte del imperdible recorrido turístico.
Llegar hasta Loja es fácil desde Quito o Guayaquil por vía aérea. La ciudad tiene una vida muy atractiva para propios y visitantes, con su Parque de la Independencia, que conserva un valioso conjunto arquitectónico tradicional con portales, balcones de madera tallada y aleros; el Jardín Botánico, al sur de la ciudad y el parque de Argelia, donde hay una muestra de la riqueza botánica de la región, con ejemplares del árbol de la quina. Incluso, las mejores panorámicas de la ciudad se obtienen desde la estatua de la Virgen de la Loja, llegando hasta allí en un paseo que cruza el río Zamora por Rocafuerte.
La gastronomía lugareña satisface con una variedad de platos típicos a base de pescado, cebiches, sopas, churrascos, cecina de carne y fritada de cerdo: las quesadillas, humitas, el tamal lojano, la chanfaina y el repe, son tradición de la mesa lojana. Los postres tampoco defraudarán con sus tradicionales higos pasados y la miel con quesillo.
Aventurarse en las tierras de la Quinina
Loja ofrece mucho más al visitante. Si ama las excursiones, una visita al Parque Nacional Podocarpus lo pondrá en contacto con la naturaleza y allí conocerá de cerca a la especie conífera nativa de Ecuador, el podocarpus, árbol que está presente en las provincias de Loja y Zamora. Adicionalmente se encontrará con la Cinchona Succirubra, el árbol con la corteza de la que los españoles extrajeron la quinina para combatir la malaria y dieron a conocer el hallazgo a todo el mundo. En cuanto a la fauna, seguro verán pumas, tapires, zorros andinos y una gran variedad de aves exóticas. La caminata los llevará hasta refugios y sitios de acampada.
El valle de Vilcabamba es referencia mundial y se le llama Valle de la Longevidad, pues sus habitantes plenamente saludables sobrepasan los 100 años de edad. Con una eterna primavera, temperaturas promedio de 20 grados y a corta distancia de Loja, suele ser visitado por su cercanía a Perú. Ideal para recorrer el río Yambala y caminar por los montes Mandango.
Para los devotos católicos, la visita a la basílica de la Virgen del Cisne es obligatoria, pues este templo gótico guarda la imagen venerada y tallada por Diego de Robles en el siglo XVI. Miles de devotos se congregan en agosto para la romería cuando trasladan a la Virgen hasta Loja.
A 33 kilómetros está el Valle de Malacatos, famoso por sus frutas, cañaverales, buen aguardiente, sabrosas panelas y excelente café. Su valle inunda con su policromía las impresionantes vistas de huertos floridos, muestra de una tierra fecunda.
Jipiro y su promesa de tener el mundo en un solo lugar
En idioma palta, Jipiro significa lugar de descanso y es un parque recreacional donde la familia y los turistas se unen para disfrutar de monumentos como Los Feriantes, conformado por el chazo y la chaza lojana, la chola cuencana y el zambo peruano con su gallo de pelea. El baño de la Ñusta, Choza Shuar, Mezquita Árabe, Pirámide Maya, Puente Colonial, Puerta del Sol, Templo Indomalaíco, Torre Eiffel, el tren, la Venus de Jipiro, la Pagoda China, Castillo Eurolatino, Catedral de San Basilio son parte de los atractivos, a los que se unen la pista de bicicletas, la zona de camping, canchas deportivas, senderos, y espacios para disfrutar cualquier día.
Loja, la del Libertador
Intelectuales, artistas plásticos y músicos muy destacados de Ecuador nacieron en Loja. Fue en esta ciudad donde el Libertador Simón Bolívar escribió “Mi Delirio sobre el Chimborazo”, mientras descansaba el 13 de octubre de 1822.
Por su inclinación hacia las artes es conocida como “Capital Musical del Ecuador” y entre sus habitantes hay pasión por la literatura, la pintura, la oratoria y hasta el cine. Actualmente ha sido reconocida dentro de las ciudades que forman la Reserva de Biosfera por parte de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO). Hay protección para más de 100 mil hectáreas de bosques. También es la primera ciudad del Ecuador en contar con servicio público de energía eléctrica provisto por generación hidroeléctrica.
Loja fue la primera ciudad del Ecuador en contar con un colegio secundario público, el Colegio Bernardo Valdivieso que comenzó a funcionar formalmente en octubre de 1826 como “San Bernardo”, bajo la protección del Libertador Simón Bolívar. También destaca por ser la cuna de la primera mujer en acceder a la educación superior en el Ecuador, y la primera en ejercer el derecho al voto en unas elecciones, la doctora Matilde Hidalgo de Procel.
Guayacanes a granel visten de amarillo
Lo mejor de Loja son sus Guayacanes, el árbol insignia cuyo florecer inunda de rayos de sol a toda la región. El Festival por el Florecimiento de los Guayacanes atrae a miles de personas cada enero y Zapotillo, provincia de Loja, con sus poblaciones de Mangahurco, Bolaspamba y Cazaderos, con sus extensos bosque de guayacanes, se viste de amarillo que enciende una fiesta para cualquiera. El aroma de las flores del guayacán inunda el ambiente y durante una semana, este acontecimiento único es referencia mundial, pues las autoridades de turismo lo anuncian con bombos y platillos. No es para menos.
Este año más de 15 mil personas llegaron en caravana. No hay hoteles de lujo ni nada por el estilo. Sólo la comodidad que los habitantes de la zona les brindan, amén de lugares para acampar como colegios y escuelas. Hacen el esfuerzo porque sólo por 5 días disfrutarán de este espectáculo que brinda la madre Tierra.
Y la celebración no es sólo de los árboles, hay presentaciones artísticas, eventos culturales y, sobre todo, cabalgatas y recorridos en bicicleta por senderos establecidos dentro del bosque. Luego de las lluvias, las flores hacen lo suyo y con paciencia la gente espera por ellas. Autoridades siguen de cerca la información meteorológica proporcionada por el Instituto Nacional de Meteorología e Hidrología (Inamhi) para dar con la fecha exacta.
40 hectáreas de bosque se visten de amarillo brillante, como si el sol anidara en esta hermosa tierra de Loja. Con el tiempo los habitantes de Zapotillo se han capacitado para brindar una buena atención y trato al turista en lo que se refiere a hospedaje, alimentación y guía. Los van a esperar con gastronomía de lujo: chivo al hueco, caldo de gallina criolla, seco de gallina, fritada y seco de chivo. Todo eso para compensar los 281 kilómetros de distancia y las cinco horas de recorrido para llegar hasta allí desde la ciudad de Loja.
Evelyn Navas @EcnaproAsesoria @lanotalatina
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