Miami, abierta a la diversidad, es punto de referencia de la cultura hispana como se puede comprobar en Little Havana en cuyas calles predominan las personas de origen latino y el español es el idioma más extendido y utilizado. El ambiente caribeño recorre sus calles y tiendas en las que suena la música, el color aporta vida y el aroma a café lo inunda todo.
La Calle Ocho
La Calle Ocho es el punto neurálgico de Little Havana. En esta calle se pueden encontrar restaurantes cubanos, tiendas en las que fabrican puros a mano y locales de estética caribeña, todo esto acompañado por el ritmo que ambienta los bares de la zona. En un contexto tan singular el visitante se sentirá trasladado a las calles de la Habana, lejos de la vorágine de edificios de las grandes ciudades de Estados Unidos. En esta misma calle se ubica un Paseo de la Fama que cuenta con las estrellas hispanas más conocidas. Un espacio muy parecido al Paseo de la Fama de Hollywood, que distribuye a lo largo de las aceras estrellas con los nombres de los actores, escritores, artistas y músicos latinoamericanos de mayor prestigio. Los visitantes pueden hacerse fotos con la estrella de Andy García o con la del mismísimo Julio Iglesias.
Domino: el juego preferido
Esta zona también descubre a los visitantes uno de los lugares más auténticos de Little Havana. Se trata del Parque Máximo Gómez, una pequeña explanada en la que los cubanos se reúnen para jugar al dominó o al ajedrez. Es el lugar perfecto para empaparse del ambiente local y ser partícipe de la vida cotidiana de las primeras generaciones de cubanos que se asentaron en Miami. Otro lugar imperdible es el Ball & Chain Bar, un local de los años 30 que cuenta con un icónico escenario con forma de piña. Aquí los visitantes pueden disfrutar de la mejor música latina en directo mientras saborean un coctel exótico o una cerveza fría.
La Avenida 15 y 13
La Avenida 15 es otro de los puntos más importantes del barrio. Muy cerca de esta podemos encontrar el Tower Theater, todo un símbolo Art Deco de la ciudad que durante muchos años fue el único de Miami que proyectó películas americanas con subtítulos en español. Todavía es posible ver películas en versión original en su mágica sala. Otro icono de la zona es el famoso Dómino Park, un parque en el que los más veteranos del barrio se reúnen para mantener la tradición de jugar al dominó. El lugar es cuando menos pintoresco.
Para muchos, la avenida 13, al sur de la Calle Ocho es el lugar más apacible de Little Havana. En ella podemos encontrar el Cuban Memorial Boulevard, un paseo con diferentes monumentos dedicados a algunas de las personalidades más importantes de Cuba como por ejemplo al poeta revolucionario Jose Martí o al héroe de guerra Antonio Maceo. Su ambiente tranquilo lo convierte en el lugar idóneo para descansar tras explorar durante horas las calles de Little Havana.
En el aspecto cultural estas calles son un auténtico vergel para la música y el arte. Por ejemplo, el tercer viernes de cada mes, se organizan los famosos Viernes Culturales, una noche en la que las galerías de la zona muestran la escena cultural del barrio. También destacan festivales de música como el Festival Calle Ocho, un evento anual que reúne hasta a un millón de personas en las avenidas de Little Havana. Esta fiesta está repleta de música, comida y actividades. Solo una excusa más para acercarse a Little Havana y ser partícipe del Miami más vibrante y diverso.
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Con esa imagen fui creciendo y, en la medida de mis posibilidades, descubriendo esos otros mundos relativamente cercanos. Así confirmé que estaba en lo cierto, que somos iguales y somos distintos. Que nos unen costumbres y nos separan hábitos. Que usamos los mismos condimentos y dan lugar a diferentes comidas.
Y seguí creciendo, al menos en edad. Las posibilidades para disfrutar de viajes y gastronomíahan sido desiguales en función de cada etapa vital, pero he aprovechado cada una de ellas. Y lo sigo haciendo sin dejar de ser periodista en la radio, profesión con la que también soñaba y que se ha convertido en mi sustento económico.
Lamento que por largos que sean mis pasos y larga mi vida, nunca habrá tiempo suficiente para conocer todas las maravillas que esconde nuestro mundo. Pero lo realmente terrorífico es que no sepamos conservarlas. Aprieto mi paso, planifico nuevos destinos y sigo en ello. Me queda mucho por conocer dentro y fuera de España, donde vivo. Me queda mucho por viajar, mucho por leer, mucho por vivir. Y ójala pueda hacerlo junto a mi familia, a la que quiero por encima de todo.
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