Lecciones para la vida: el acto de amor más grande entre un padre y su hijo | La Nota Latina

Lecciones para la vida: el acto de amor más grande entre un padre y su hijo

El jueves pasado leí la noticia de una madre caleña, quien llevó a su hijo a comparecer ante las autoridades, luego de darse cuenta de que éste había participado en actos de vandalismo en contra del sistema masivo de transporte de Cali, MÍO.

Además de vivir la desilusión de ver a su hijo convertido en un delincuente juvenil, esta madre ejemplar tendrá que pagar dos multas–ya que su hijo es menor de edad–las cuales suman más de un millón de pesos por la violación de dos artículos del Código de Policía.

Al terminar de leer la historia sentí una admiración profunda por esta Mamá Sargento. Espero de corazón que su hijo valore lo que ella hizo por él: salvarle la vida. Tal vez no de la muerte inmediata, pero sí de las garras de una vida delictiva que lo consumiría por el resto de sus días.

Hace tres meses tuve una experiencia similar pero sin involucrar la policía. Estábamos en el parque de mi comunidad celebrando el cumpleaños número siete de mi hijo a las cuatro de la tarde. Los invitados eran sus mejores amigos del colegio y cada uno recibió como sorpresa una pistola de espuma llamada Nerf.

Mi hijo y sus invitados corrieron como locos alrededor del parque antojando a los otros niños que estaban allí. Al cabo de unos minutos, todos estaban jugando y compartiendo, y como tenía pizza y cupcakes de sobra, hasta los invitamos a comer.

Al final de la fiesta, me di cuenta que tres de los invitados de mi hijo se quedaron sin sus sorpresas lo que indicaba que algunos de los otros niños que se unieron al juego se las habían robado. Indignada, esa noche escribí un mensaje en el mensajero de la comunidad contando lo ocurrido.

A las nueve de la mañana del día siguiente, el timbre de nuestra casa sonó y al abrir la puerta, mi esposo encontró a dos papás furiosos, parados detrás de sus hijos de 12 años, quienes avengonzados devolvieron los juguetes que habían tomado sin permiso. La tercera Nerf nunca fue devuelta.

No existe acto de amor más grande, como madre o padre de familia, que reconocer la falla de un hijo y corregirla a tiempo. Nadie es perfecto y los seres humanos erramos. Es parte primordial del proceso de crecimiento y aprendizaje en la vida, especialmente de los niños y adolescentes quienes están en edad formativa.

Pero, si al descubrir que un hijo ha cometido un error, los padres justifican u ocultan la evidencia debajo de la alfombra en lugar de hacerle reparar el daño, le están enseñando que las reglas y las leyes son para romperlas en lugar de cumplirlas.

Un vivo ejemplo de lo anterior es el verdugo del brutal asesinato de Yuliana Samboní. En este caso, los padres y hermanos del autor del crimen, a pesar de saber lo que este abominable monstruo había hecho, hicieron todo lo posible para librarlo de su responsabilidad.

Si esta familia reaccionó de esta manera frente al delito más atroz del mundo, la pregunta que cabe es, ¿cuántos delitos más le encubrieron a su hijo y hermano, Rafael Uribe Noguera?

En conclusión, como dice el dicho “la letra con sangre entra”. Más vale una lección dolorosa a tiempo que una vida de lamentos.

Xiomara Spadafora
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