«Sé el cambio que quieras ver en el mundo»
Gandhi
Internet llegó hace ya varios años, y con ella llegaron nuevos desafíos para la sociedad y sus gobernantes.
El consumo de Internet crece a nivel mundial a pasos agigantados, la penetración de la banda ancha en hogares, entidades gubernamentales, colegios, universidades y empresas, y el uso de internet móvil en teléfonos inteligentes, la han convertido en un servicio usado por cada vez más personas.
Hace unos años, los ciudadanos con intereses en común se conocían y establecían relaciones a través del tiempo, de asistir constantemente a escenarios donde sus pensamientos, ideas o problemáticas eran tratadas, por lo que formar un grupo fuerte tomaba meses, años o décadas. Hoy en día eso ha cambiado, se establecen grupos de apoyo a causas en poco tiempo, y aquellos que se sentían relegados o que sus demandas eran aisladas, encuentran respaldo rápidamente en las redes que comparten sus intereses.
Vemos cómo la tecnología en este caso, ha unido a personas que persiguen un mismo fin, o son afectadas por el mismo suceso, esto ha influido en un aumento de las protestas sociales, obteniendo importantes resultados como gestores de cambio, porque los gobiernos e instituciones que se ven afectados por la mala publicidad de las protestas, solucionan con mayor rapidez los problemas que aquejan a estas comunidades.
Actualmente, existen redes constituidas a lo largo y ancho del planeta, que permiten a ciudadanos ejercer como reporteros amateur y difundir lo que acontece en cualquier lugar en tiempo real, inclusive los noticieros, tienen espacios para que la comunidad a través de vídeos que graban con sus dispositivos móviles, cámaras digitales o videograbadoras compartan sus quejas o reclamos, reduciendo el espacio de quienes buscan mantener ocultos los hechos o falsear la verdad.
En los países en donde la libertad de expresión se encuentra amenazada, Internet y las redes sociales surgen como un medio de información, aunque la información en ellas debe ser analizada con cuidado, porque también son publicadas y compartidas noticias e información falsas.
También les permite a aquellos que no pueden, por diferentes motivos, viajar y conocer otras culturas darse cuenta que su realidad puede cambiar y ser mejor, por esta razón, regímenes autoritarios regulan la navegación en ellas, bloqueando páginas web o redes que no son afectas a sus intereses, o penalizando las expresiones compartidas por los usuarios en ellas.
El apoyo que le brinda Internet a la protesta social es enorme, esta nueva ventana que se abrió para que las personas puedan darse cuenta de que su pensamiento, queja o reclamo es compartido también por otros (que pueden llegar a ser millones), le ha dado fuerza, y permitido que personas e instituciones alrededor del mundo la respalden.
La protesta social es un derecho, los ciudadanos pueden y deben salir a protestar, porque es mejor que la indignación popular encuentre una salida pacífica y un espacio para expresar su inconformidad, a que ese descontento desemboque en guerrillas y guerras civiles.
Es tal el poder de la protesta social que puede cambiar gobiernos, lograr la paz en países en guerra civil, la abolición de leyes injustas y avances en derechos humanos.
Es deber de todo estado proteger el uso de este derecho, y salvaguardar la vida de las personas que se unen a ella.
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Fotos: Juan Barreto – Instagram.
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¡Claro que si… a protestar! , pacíficamente, sin agresiones de ningún tipo, ni a las personas ni a la propiedad privada. Pasa que a veces algunas manifestaciones se convierten en un medio para canalizar los traumas y resentimientos que cada individuo lleva dentro para sacarlo y tirarlo a otro o a las cosas.