La reciente designación del artista colombiano Juanes como personalidad del año en el Latin Grammy 2019, me condujo a recordar la primera vez que supe del cantautor. Fue a través de su videoclip “Nada”, cuya letra e historia te transmitían una reflexión de vida, muy personal y profunda. Años después tuve la fortuna de presenciar un improvisado perfomance, de su parte, para probar el sonido que estaba siendo instalado la noche previa al histórico concierto “Paz Sin Fronteras” en el Puente Internacional Simón Bolívar. Un hombre joven con don de gentes, sencillez y sensibilidad social, que no se queda en buenas intenciones y fomenta espacios constructivos para promover el amor, la equidad, la libertad, la diversidad, la ciudadanía y la responsabilidad compartida.
He aquí un latino célebre con un claro sentido de liderazgo socialmente responsable. Más allá de ofrecer al mundo su música, la cual incluye temas que invitan a la reflexión, la toma de conciencia y la acción participativa o proactiva, también se ocupa de liderar causas, sumarse a otras y muy especialmente, de proponer soluciones. Al revisar su trayectoria lo identificamos como colaborador, promotor, abanderado de la libertad y de la paz. Muy creyente de la sinergia entre actores que quizás puedan ocupar posiciones opuestas, pero que pueden intentar enfocarse en el interés común, en lo que los une.
La principal ventana a la materialización de esa filosofía personal es la Fundación Mi Sangre. Fue creada hace 13 años por Juan Esteban Aristizábal Vásquez para promover cambios capaces de conducir a la paz en su país, con resultados tangibles. La génesis de esta organización social (Non Profit) con sede en Medellín, estuvo motivada por el impacto de las minas antipersona en la población, como consecuencia del conflicto armado, enfocándose en programas de atención psicosocial e inclusión socioeconómica.
Y liderar también implica trascender la labor para promover mayor profesionalización, alcance y medición del impacto. Al explorar la trayectoria de la Fundación Mi Sangre se observa un salto hacia lo técnico y la claridad de propósitos, con focos bien definidos. La organización ha tomado vuelo por sí misma, convirtiéndose en inspiradora y modelo para otras, por sus logros y por su metodología de trabajo. Según los datos que aporta su website, para el mes de noviembre 2019 han impactado directamente en la vida de 1.456.665 personas, con el involucramiento de 36.199 docentes en sus programas de acción desplegados en 125 de municipios, en Colombia.
En esa filosofía de acción social, con enfoque sistémico, una perspectiva inter-sectorial y el acento en el desarrollo de habilidades en los jóvenes, pesa la directriz del fundador, quien insiste en que para la erradicación de la violencia es vital “Mirar al otro a los ojos y reconocerte a ti mismo”. Y además, poner en práctica cuatro verbos clave: conectar, transformar, reconciliar, re-imaginar, colaborar, disfrutar, amar.
@xiomarayamil
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