La mudanza | La Nota Latina

La mudanza

Susana Morffe
Susana Morffe

Comenzaba el año 2001 a un mes de los carnavales de ese año, cuando Samantha llegó a Isla Margarita, Venezuela, no como turista, esta vez como aventurera que quiso probar algo distinto en el campo laboral y la isla ofrecía buen ambiente para establecerse y comenzar un nuevo camino. Poco tiempo importó el escaso conocimiento del territorio insular para conocer que a los que llegan de otras regiones venezolanas o extranjeras los bautizan como “navegaos”. Entonces, Samantha, asumió que era una navegada, sin importarle el calificativo despectivo, que más tarde descubrió que así llamaban cariñosamente a los “nuevos”.

Fue una deliciosa aventura llegar a la isla con todos los macundales, algunos sobraban, pero era la mudanza, meses más tarde algunos artículos fueron vendidos porque no hacían falta. La vida en Margarita no requiere exigencias por lo que desprenderse de tantos bultos fue una acción sencilla. Como sencillo fue aquel ambiente de provincia, con gente cálida, costumbre enraizadas y sin tapujos para llamar a las cosas por su nombre y sobretodo el que se resbala para demostrar alguna viveza de la ciudad capital.

Playa GaleraHermosas playas, paisajes naturales, gastronomía exquisita a base de pescados frescos, arepitas y las deliciosas y tradicionales empanadas rellenas a gusto del consumidor, especialmente las de cazón ¡Que ricuraaa!, exclamaba a cada paso Samantha cuando probaba los manjares hechos en la región isleña. Poco a poco y paso a paso fue descubriendo y aprendiendo modos de vida, adaptándose a un entorno totalmente distinto a la bella Caracas, hoy por cierto no es ni su sombra. Luego vino buscar trabajo, después de un recorrido por toda la isla para conocer sus entrañas. Samantha llegó a la hermosa Isla de Coche en un catamarán y allá celebró con los pobladores y lo acompañantes de la barcaza. Una travesía increíble y que aún perdura en su memoria.

Han pasado tantos años y Samantha ya no quiso regresar a su ciudad natal, Caracas, la razón era muy convincente, se adaptó, abrió camino y se fue llenando de la cultura, el trato amistoso y todas esas costumbres de los “ñeros”, así que comenzó a formar parte de la Perla del Caribe y al paso del tiempo logró su “visa”, una manera de bromear con otros para decir que ya estaba integrada a la sociedad margariteña.

Tantos recuerdos y costumbres, como la del personaje que pasaba todas las tardes por su casa, con una canasta llevada en una bicicleta y su cornetín que avisaba la hora de comprar el pan de leche, guayaba, besitos de coco, dulce de lechosa. Lo que más deleitaba el paladar de Samantha, era el exquisito sabor del “piñonate”, un dulce criollo de la isla, elaborado con piña y papelón. Así también descubrió la antigua panadería Don Bosco en La Asunción, ubicada cerca de la Plaza Bolívar de la ciudad capital del estado Nueva Esparta.

Fortin San Carlos
Fortín San Carlos

Mucho que contar de las travesías por la calle El Hambre, para degustar de ricos platillos árabes, empanadas, la infaltable cachapa con queso, acompañada de una merengada de coco. Samantha no se cansaba de encontrar y disfrutar de todo lo que Dios le había puesto en el camino. Las mejores playas de la isla, El Agua, Parguito, Caribe y mucho más allá hasta llegar al Fortín de La Galera en Juan Griego. Conoció las fortificaciones de la isla, como el Castillo de Santa Rosa, San Carlos de Borromeo, cargados de heroicas historias. Samantha vio la construcción y apertura de los primeros y más grandes centros comerciales, iniciando con El Sambil, luego La Vela y Parque Costa Azul.

Esta chica caraqueña que llegó con los sueños más acariciados en su vida, fue desplomando su alegría cuando llegó la revolución y dejó de escuchar el trompetin de la bicicleta cargado de panes y dulces, la vida se fue reduciendo a una monótona estancia en busca de alimentos básicos, pocas salidas al cine, diversión o playas. Todo debido a la inseguridad y la escasez que mantiene los rostros de ella y sus vecinos apagados, pero con la esperanza de volver a levantar vuelo y disfrutar a la isla que le abrió los brazos y por quien rememora con dolor la tonada, «Margarita es una lágrima que un querubín derramo y al caer en hondo piélago en perla se convirtió.»

 @susanamorffe

 

 

Susana Morffe
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