La motivación puede más que la excusa

Me encanta hacer ejercicios y sé que los necesito porque si pasa un tiempito y no he hecho nada, experimento un gran remordimiento, me siento pasada de peso, con llenura y no me gusta como me queda la ropa.

Un poco intenso, verdad? Pero, es muy cierto y lo peor de todo es que para empezar estoy desmotivada y me doy excusas a mí misma del por qué no me ejercito.

Aquí les describo algunas de las excusas que he escuchado por allí y algunas de ellas también son mías ( no todas!)

«No tengo tiempo», siempre hay algo importante que hacer como por ejemplo la ropa para lavar, botar el agua del florero, el paquete de UPs está por llegar y miles de otras que de importante no tienen nada.

«No me gusta hacer ejercicios sola, me aburro», «me duele la espalda», bueno, esto puede ser de verdad pero la mayoría de las veces es invento y si no hacen ejercicios se va a poner peor.

«Odio el ejercicio», esto si es malo pero peor es que no hagas nada. Por lo menos una caminata al aire libre a la hora del crepúsculo y si las puestas de sol son tan bellas como en Miami, ustedes no se van a arrepentir.

«Estoy cansada» ahhh ésta sí que es intensa! Qué le dices a alguien con una excusa así?

Para todas esas excusas tengo varias opciones, las pueden copiar todas o solo una. También pueden hacer que surjan nuevas ideas que podrán compartir con alguien a quien conocen que se encuentre en el mismo estado de desmotivación.

Solución1:variar la rutina

Han estado caminando todos los días por 45 minutos pero ya están en esa etapa que a los 20 minutos no ven la hora de terminar y solo piensan en el fastidio que les ocasiona la caminata y que encima de la pérdida de tiempo, el calor y los mosquitos no han bajado de peso?

Es hora de cambiar la rutina. Si les gusta el cardio, busquen una clase de spinning dos veces a la semana y si no quieren ir a un gimnasio, monten bicicleta y si no la tienen, suban y bajen escaleras por lo menos durante 20 minutos seguidos y dos veces a la semana, bailen zumba o hagan una clase de steps guiándose por algún instructor de la tele.

Los otros días pueden alternar con la caminata porque tampoco es que se van a olvidar de ella para siempre. Lo que van a hacer es darle un descansito a la rutina.

Solución 2: buscar un compañero de ejercicios

Hagan un trato con alguna amiga, amigo, un familiar o alguien que conocen en el parque y con el que de vez en cuando se unen en una caminata. Propongan crear un programa de ejercicios donde ambos puedan participar y darse ánimo y fuerzas. No se busquen a alguien mas desmotivado que ustedes porque terminarán tomando café en Starbucks y haciendo planes sobre cómo van a hacer ejercicios el próximo día y todo lo que tienen que comprar en el mercado para hacer una buena dieta.

Solución 3: contratar un trainer

Para mí ésta es la mejor de todas las soluciones. Mi trainer me dirige la rutina, me infunde ánimo y como le tengo que pagar, no se me ocurre cancelar para no perder mi dinero.

La trainer me empuja hacia el siguiente nivel, no me deja trabajar siempre con las mismas pesas livianas y ella sabe hasta donde puedo llegar.

Además, es divertido (como la solución 2) porque mi trainer y yo conversamos, nos reímos y el ejercicio se siente más agradable porque tengo compañía.

Toda actividad que no les motive, al primer obstáculo (excusa) que tengan, la dejarán de lado y muy mal no se van a sentir porque siempre la excusa será más fuerte.

El ejercicio es necesario para la forma y resistencia física, regular la presión arterial, mantiene la densidad ósea, mantiene el peso, aumenta el tono muscular, mejora la flexibilidad, aumenta el autoestima, mejora la auto imagen, rebaja el estrés, reduce el nivel de depresión e incrementa el bienestar general.

Será esto suficiente para que los niveles de motivación se mantengan muy altos y hacer todo lo posible para lograr que esa actividad se convierta en rutina agradable y adictiva.

Margaret Aivars Romero

 maivars55@gmail.com

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