La semilla de cacao se puede considerar como milagrosa ya que después de su cultivo y desarrollo, los seres humanos podemos contar con un fruto rico en sustancias nutritivas para el organismo desde su siembra en suelo venezolano, es el país con mejor abundancia de cacao en los valles costeros, los llanos, los Andes y en la región oriental. La historia registra que desde tiempos de la colonia, Venezuela exportaba el cacao a México.
El cacao fino venezolano, materia prima del chocolate, es uno de los más codiciados del mundo. Pero los vendedores no pueden enviar la cosecha a los clientes. “Los granos que el cultivador William Machado procesó con técnicas que se emplean desde el siglo XVIII, se encuentran en bolsas de arpillera en la misma tierra donde fueron cosechados con machetes y extendidos al sol con rastrillos de madera”.
Los trabajadores, según registra el portal La Patilla, manifiestan que los granos empiezan a echarse a perder, debido a que los cultivadores no tienen compradores porque el gobierno prohibió la exportación de este importante fruto. La sorpresiva revocación de las licencias de exportación de algunos de los mayores exportadores de cacao por parte del gobierno venezolano fue la última estocada a una serie de problemas que azotan a una industria que en alguna época fue vista por las autoridades como una promesa en su intento de destetar a la nación de su dependencia petrolera, que representa el 96% de los ingresos por exportaciones del país.
Sumito Estévez, reconocido chef venezolano afirma que “tenemos un gran cacao, pero nos hemos dormido en los laureles: hemos dejado de decirlo y de decírnoslo”. Por siglos Venezuela ha sido la primera con alta categoría para la producción mundial del cacao, la economía en épocas remotas se sostenía de este rubro, pero paulatinamente se fue estancando con la aparición dominante del petróleo. “En la actualidad el país exporta apenas 8.000 toneladas anuales por las que recauda unos 30 millones de dólares, poco menos de lo que gana por otro producto local de prestigio, el ron”.
El cacao más apreciado de Venezuela proviene de Chuao, una pequeña aldea junto al mar que cuenta con el riego natural de los ríos y a la que solo se puede acceder a bordo de un bote pesquero. La vida allí gira en torno del chocolate desde el siglo XVI, cuando los piratas fondeaban en la caleta y los monarcas europeos sorbían la infusión de los granos. Aun hoy su precio es el triple de los demás granos venezolanos.
No obstante, el cacao criollo sigue con la tradición y calidad más exquisita y aromática en el mundo ¿Quién no ha saboreado algunos de la marca El Rey, con tradición por sus bajos y altos porcentajes de genuino sabor, con o sin azúcar? Lamentablemente en los estantes de los bodegones, supermercados y tiendas especializadas, la gama de chocolates han ido desapareciendo y escasamente se encuentran otras marcas a precios exorbitantes, debido a la alta inflación que día a día amenaza a la sociedad venezolana, al tiempo que el país ha dejado de ser exportador y se ha convertido en importador de todos los alimentos que consumen los venezolanos.
El cacao es medicinal
Aunque actualmente el cacao se considera un alimento de buen sabor reservado a los golosos, cada vez hay más pruebas que sugieren que su uso histórico como medicina puede tener validez científica. Gran parte de sus propiedades terapéuticas pueden atribuirse a unos compuestos, denominados flavonoides, presentes en grandes cantidades en los granos de cacao.
Los flavonoides son unos compuestos naturales que se encuentran en abundancia en las plantas y en los alimentos y bebidas de origen vegetal (leguminosas, frutas como la manzana y la uva, cacao, etc). Aparentemente, tienen un papel funcional, ya que ayudan a la planta a reparar daños y la protegen de plagas y enfermedades. Recientemente, los científicos han comprobado que el consumo regular de frutas y verduras ricas en flavonoides reduce el riesgo de padecer muchas enfermedades crónicas como el cáncer, la apoplejía y las enfermedades cardíacas coronarias.
Susana Morffe
@susanamorffe
Fuente: Digital
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