La invasión del tiempo no es tema fácil para la memoria. Una torre de vigilancia es imposible, demasiados agujeros y desiertos. Con la edad esta “pura sangre” se esfuerza por no caer al abismo y ser actriz de una comedia.
La memoria
A esta edad, hago lo que todo viejo,
corro las cortinas, observo la limpieza de la luna,
le pregunto a la memoria ¿qué registras?
¿nubes rápidas o mi cuello alzado o
las cúspides conquistadas por los insectos
durante la noche o
el parpadeo del espíritu hacia el más allá?
Sé que usas un chaleco de piel fina.
Como los árboles, no sabes de la tormenta
hasta que pasa. Pero a veces dices saber lo que ocurre
antes de observar lo que flota hacia el este, penoso.
Te enteras, las campanas de una iglesia no resucitan asfaltos.
Te estremeces a destiempo cuando la lógica moteada,
No siempre eres certera, a menudo el recuerdo quebrado,
no asocias el largo barrido hacia el río,
A menudo, no estás atenta a los bordes desgastados ni a la tela de la historia,
a veces tierra ácida se te escapa y también la granulosa alegría.
No silbas a tiempo y uno se tropieza dos veces. También
tienes ritmo aburrido.
Debo reconocer que a veces sacas granos de túneles
y conchas de difícil apertura. Además, ayudas a distinguir lo que hay entre
letra inicial y la última de una palabra.
Es interesante observar cuando hay sonidos hermosos
Y tu oreja se pone en trance.
Entonces no descuidas lo que se apaga o desaparece.
Cuidas no pasar de largo. Salvas a la criatura.
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