La Mansedumbre: Virtud del alma | La Nota Latina

La Mansedumbre: Virtud del alma

 

La vida hoy nos muestra un mundo donde hacer alarde de quién es más fuerte que el otro y no dejarse de nada ni de nadie es la norma. Diariamente, desafiamos las corrientes de la violencia, la ira y los egos humanos a flor de piel. Parece que las virtudes del alma, columna fundamental de las emociones, se desvanecen cada vez más. Debemos centrar nuestra vida en estas virtudes, administrando ese torrente de negatividad que se muestra en las acciones diarias de las personas.

No tenemos un alma; somos el alma. Desde esa conciencia, debemos reconocernos como seres pacificadores del mundo, actuando pacíficamente en lo más cercano a nosotros día a día. En muchas ocasiones, te sientes ofendido(a) por lo que otros dicen de ti. ¿Sabes por qué te sientes ofendido? Porque tu alma no reconoce la mansedumbre como una virtud, y tu conocimiento emocional y mental la desconoce. Muchos descubrirán hoy que las ofensas de otros son regalos que decidimos aceptar o no. Cuando permites la ofensa, entras en la frecuencia vibratoria del otro, lo que provoca tu malestar emocional y desvanecimiento de tu equilibrio y tranquilidad. Tu alma sabe quién eres; ¿por qué ofenderte? La ofensa del otro es un regalo de su carencia afectiva, desajustes emocionales y, a menudo, ignorancia.

Cada persona es responsable de sí misma y cada quien tiene libre albedrío. No somos quienes para criticar el proceso interno de los demás, pero tenemos la responsabilidad de no caer en ese caos. Hagamos alarde de la mansedumbre día a día, paso a paso. Esto nos permite alcanzar el verdadero control y poder en nosotros, alejándonos del ego que se alimenta de lo negativo y del caos.

En ocasiones, la mansedumbre se percibe como símbolo de debilidad cuando en realidad es todo lo contrario. La mansedumbre evita el caos, es la virtud del manso con poder, evitando violencia y desesperanza. Nos invita a moderar la ira según la recta razón, actuando desde el amor con eficacia. La mansedumbre es hija de la templanza, moderando nuestras pasiones e impulsos, no para reprimirlos, sino para aprovecharlos.

La virtud de la mansedumbre es el control sobre uno mismo, es cómo reaccionamos ante lo violento e irritable. Ser manso no es ser débil; es lograr la paz interior y no irritarse gratuitamente.

Beneficios de practicar la mansedumbre:

  • Lima asperezas cotidianas.
  • Contribuye enormemente a la armonía y a la paz familiar.
  • Aumenta la paciencia y la fuerza interior.
  • En situaciones adversas, crea seguridad y serenidad.
  • Canaliza emociones alteradas y reemplaza la fuerza bruta por responsabilidad y efectividad.
  • Permite actuar con firmeza sin violencia.

Te invito a ser un pacificador, siendo valiente, sin violencia y fuerte, sin ser duro. Esto nos exige esfuerzo, especialmente en tiempos de crisis social o de otra naturaleza, pero acelera los procesos de cambio hacia una vida en mansedumbre.

Dominar y no caer en cólera si otra persona opina diferente o actúa de manera inconveniente es esencial. No dejemos que el desprecio abarque nuestras vidas; aumentemos la serenidad. Hoy tenemos la responsabilidad de recuperar las virtudes del alma en nuestra vida. Avancemos hacia un mejor estado donde seamos incapaces de hacernos daño a nosotros mismos y a los demás.

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Karina Figueroa
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