Calma incluso en la conmoción, nunca pintar cuando se está alterado. Este era el pensamiento de Van Gogh, a pesar de su enfermedad. Sacrificó su salud y felicidad por el arte. Esperó el apoyo de otro, su amigo, incluso lo consumió más. La Habitación de Arles es cuadro soberbio por su mensaje. Este poema intenta lograr el tono de lo que significa la “espera”.
No vaya a ser que vengas
(a la Habitación de Arles de Van Gogh)
No vaya a ser que vengas.
Hoy me pondré esos zapatos viejos,
muy viejos
que me regaló mi hermano
en aquellos tiempos difíciles.
También los calzoncillos largos
que me han cuidado en tantas jornadas
y por supuesto,
el traje con el que alguna vez imaginé casarme,
pero por las cosas de la vida…
Me cortaré el pelo un poco
con esas tijeras que no sé de dónde vinieron.
Limpiaré las sillas, ordenaré la cama
y en la mesa colocaré esas viejas fotos
colgaré algunas en la pared,
también una de Japón que alguien me regaló
y una botella de vino tinto por si acaso.
No vaya a ser que vengas.
Al techo se le ha caído un ala
pero aún resiste,
para mí se ve bien
porque tiene claraboya y en la noche sueño
con las estrellas.
La ventana está descuadrada
pero aún no entra el agua.
La puerta aún detiene a los intrusos.
¡Todo está bien!
No vaya a ser que vengas.
Prepararé el té
con pan calientito y mantequilla
para conversar de esas cosas pendientes
y miremos juntos por la claraboya.
No vaya a ser que vengas
Aquí yace, en la dura tierra del cementerio de Auvers-sur-Oise.
El que al otro espera.
Este poema es parte del libro de ocho poemas: Quiénes encienden nuestra alma (cuatro poemas y cuatro pinturas), disponible en Amazon.
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