Si has leído las obras de los escritores Milán Kundera, Franz Kafka, Gustav Meyrink, en especial las novelas El Buen Soldado y El Cementerio, no solo podrás disfrutar de la trama sino de Praga y del arte e historia que la rodea. Es por eso que quise emprender un viaje de 5 días a la República Checa cuya capital es Praga, donde el checo y el eslovaco son los idiomas oficiales.
En 1948, la República Checa fue tomada por el comunismo, y en 1993 pasó a ser uno de los Estados Constituyentes que se dividió pacíficamente de lo que se conocía como Checoslovaquia. Es uno de los 9 países más bellos y pacíficos de Europa.
Para llegar al hotel desde el aeropuerto tienes la opción de tomar el autobús, el metro, un taxi o reservar un servicio de traslado que considero la opción más económica. Me ubiqué en un hotel en el corazón de la Ciudad Vieja; a pocas calles está el Castillo de Praga que es el castillo más grande del mundo y el monumento más importante del país. Este castillo es un conjunto de palacetes y edificios conectados por callejuelas, donde empieza la historia de la ciudad y el cual fue la residencia de los Reyes de Bohemia. El valor artístico del castillo es tan importante como su valor histórico. El Rincón de Oro es uno de los sitios más admirados, ya que hay variedad de casitas de color que hacen las veces de tiendas de artesanos locales. La visita demora varias horas.
En la Plaza de Mala Storani no te puedes perder la visita a la Iglesia de San Nicolás y subir hasta su torre. Otras opciones que no debes pasar por alto y que son bastante divertidas son el recorrido a pie por la Praga de los fantasmas, el crucero por el río Moldava y admirar la belleza de las estatuas situadas a lo largo del Puente de Carlos pidiendo un deseo al pie de la estatua de San Juan Nepomuceno. Existen lugares cercanos que puedes recorrer como la Isla Kampa y el Cememterio judío. Una sugerencia: las visitas guiadas y los billetes de entrada a la ciudad nueva y al casco antiguo tienen un costo de alrededor de $30 si lo deseas hacer en bicicleta, lo cual vale la pena, pues además de hacer ejercicio, el recorrido nos permite familiarizarnos con la arquitectura. Dura casi dos horas y media y es otra buena opción para conocer las bellezas de la capital.
Praga es una caja de sorpresas llena de monumentos, atracciones turísticas, museos, galerías, parques y jardines. Puedes salir de fiesta y visitar sus fabulosos cabarets, discotecas y en especial los clubes de jazz como el Jazz Republic y Reduta Jazz Club. La vida nocturna de Praga está dividida en 3 zonas. Visita la zona de la Plaza de Wenceslao, alrededor del Puente de Carlos: la mayoría de turistas se reúne toda la semana a tomar cerveza local y hacen de la zona un lugar animado y alternativo. Les recomiendo el Ice Bar que está dentro de Karlovy Lazne, un centro de atracción musical de diversos estilos y considerado el más grande de Europa central.
Una de las obras de arte públicas que me llamó mucho la atención es hecha por Anna Chrommy, escultora y pintora checa. Il Commendatore es una pieza que se considera como Arte de Conciencia, ubicada junto al Teatro Mozart. Considero personalmente que es una de las obras de más atractivo.
Si nos referimos a la gastronomía checa, puedo decir que es muy sencilla y a la vez colorida y deliciosa, y suele ser abundante. El plato autóctono de esta ciudad son las deliciosas sopas de amplia variedad. Prueba en especial la ceska bramborova; utopenec, es una especie de hot dog con cebollas y pimientos fritos; prueba el jamón de Praga, el Palancinky como postre o el Slivovice que es una bebida alcohólica a base de zumo de ciruela. Comer en la calle es barato y encuentras hamburguesas y salchichas maceradas de todo tipo. Despues de un largo recorrido, refrescate con cualquiera de las cervezas que son de excelente calidad. Prueba las cervezas que se elaboran en los monasterios, en especial la del monasterio Brenov. Sin embargo en Cesky Krumlov, que es una ciudad patrimonio de la humanidad, se encuentra la fábrica de Eggenberg donde te explican todo el proceso. Anímate a probar una jarra de cerveza con un delicioso plato de Koleno, que es un codillo de cerdo asado o mi favorito: el Kachna, que es muslo de pato acompañado de col ácida y patata.
Praga no te decepciona, más bien te hace pensar en tu siguiente visita.
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