Colombia es un país con tanta variedad cultural, topográfica, arquitectónica, musical, que se me hace realmente difícil encontrar por dónde empezar. Hoy les quiero contar de un lugar, cerca de Bogotá en el Departamento de Cundinamarca, que puedes visitar en un ‘day trip’, y que es considerado la primera maravilla del país. Se trata de una catedral, pero una catedral muy singular: la Catedral de Sal de Zipaquirá. Esta es su historia:
La catedral no es la iglesia típica. Se encuentra en una mina de sal. Los depósitos de sal de las Montañas de Zipaquirá datan de 200 millones de años atrás; sí, ¡casi de la época jurásica! Bajo presión y calor, la sal se desplaza de manera similar a los glaciares, por lo que se pierde el rastro de la estratificación y se crea una masa homogénea de sal. La acumulación de los depósitos de sal formó montañas por encima del nivel del altiplano, lo que facilitó la excavación de túneles para su extracción. Evidencias de antiguas explotaciones de los yacimientos datan de tiempos previos a la llegada de los españoles en el siglo XVI. Los indígenas muiscas del cacicazgo de Bacatá llevaban décadas extrayendo el mineral, que intercambiaban para conseguir otros productos. Mucho después de la conquista de América, a inicios del siglo XVII, comenzó la explotación por túneles de la montaña. Pero no los aburro con la parte científica.
La profunda devoción de los mineros
Una tradición de santuario religioso, creado por los propios mineros que trabajan la zona, ya existía desde antes de la inauguración de la catedral original en 1954. Esta se le dedicó a la Virgen de Nuestra Señora del Rosario, patrona de los mineros. Fue en 1932 que un directivo del Banco de la República de Colombia tuvo la idea de construir una capilla subterránea, impresionado por la devoción de los obreros antes de iniciar su jornada laboral. Y es que después de ver en vivo y en directo en televisión y luego la película de los 33 mineros de Chile, yo también me persignaría bastante antes de entrar a trabajar a una mina… Pero bueno, volviendo a Zipaquirá, los trabajadores adornaban los socavones con imágenes de santos a quienes imploraban protección antes de iniciar sus labores. En 1950, en medio de una visita que realizaron los expresidentes de la República, Mariano Ospina Pérez y Laureano Gómez, los mineros de Zipaquirá les solicitaron un aporte para mejorar el altar a la Virgen María que habían hecho a la entrada de la mina. Con ese apoyo, la tarea fue entonces encomendada a un arquitecto bogotano (José María González), y un 7 de octubre de 1950 iniciaron los trabajos de construcción de esa primera catedral; la idea era aprovechar el tamaño de las cavernas ya explotadas que habían quedado en el interior para diseñar una iglesia en el fondo de la tierra. Y esta fue inaugurada un 15 de agosto de 1954, a una profundidad de 80 metros bajo la superficie. La mina poseía cuatro niveles de explotación; la antigua catedral estaba ubicada en el segundo nivel.
Pero ya para 1978, la antigua iglesia de los mineros estaba a punto de generar una tragedia. Debajo, a 150 metros, continuaba la explotación del mineral ancestral. En toda la historia siempre ha estado presente la devoción y la fe; los mineros –artesanales o tecnificados– se han consagrado siempre a un ente espiritual que les brinde protección. Los indígenas se entregaron a la misma sal y los mestizos al catolicismo. Comenzando el siglo XX la devoción de los mineros era tan profunda como los túneles que se adentraban cada vez más entre la tierra.
Una nueva iglesia
En 1990 comenzaron a presentarse problemas estructurales en uno de los niveles, donde estaba ubicada la iglesia. En ese momento, el espacio religioso era de suma importancia tanto para los mineros como para los habitantes de Zipaquirá y ya se había convertido en un atractivo turístico. Por lo cual, y en aras de evitar una tragedia, un ingeniero pensó en la necesidad de realizar una nueva iglesia en lo profundo de la tierra.
El primero de los sectores del nivel Fabricalta, que funcionó desde 1978 hasta que se agotaron las reservas de sal en 1982, fue el escogido para albergar la catedral que se conoce y se puede visitar hoy día. Las cavidades por donde en años pasados hombres y máquinas extraían la sal, quedaron vacías y en perfectas condiciones para acoger a los feligreses.
Se llevó a cabo un concurso nacional para decidir quién sería la persona encargada de diseñar la transformación del primer sector del nivel Fabricalta en una catedral hecha de sal, con el aval del Instituto de Fomento Industrial y la Concesión Salinas. Participaron 83 firmas de arquitectos. Roswell Garavito Pearl fue el escogido y durante tres años (1991-1993) trabajó en la nueva catedral de la mano del departamento de ingeniería, encabezado por el director técnico, el ingeniero Jorge Enrique Castelblanco.
Los socavones de diez metros de ancho, 16 de alto y 120 de largo, se convirtieron en las cámaras de las estaciones del viacrucis. El arquitecto Garavito estudió escenas, documentos y relatos bíblicos cuyo simbolismo y significado plasmó de forma abstracta a partir de los espacios que la minería había dejado.
Así mismo, se rescataron varias esculturas y elementos que habían hecho parte de la antigua iglesia y se tuvo en cuenta el trabajo de artesanos y talladores, como José Vicente Pinto, quien talló en sal el 40 por ciento de las obras de la nueva catedral.
Finalmente, el 16 de diciembre de 1995 abrió sus puertas la nueva, actual Catedral de Sal de Zipaquirá, que fue catalogada en 2007 como la primera maravilla de Colombia y en 2016 tuvo más de medio millón de visitantes. Los mineros hicieron todo el trabajo. Sus manos extrajeron la sal por generaciones y luego formaron con ella altares y columnas de una obra única en el mundo.
Los sitios más importantes del Parque de la Sal son:
- La plaza en donde se encuentra la cruz, en lo que se denomina “El Eje Sacro“
- El Domo Salino
- La Mina
- El Museo de la Salmuera, construido en los tanques ya en desuso. Es uno de los lugares más importantes del Parque de la Sal después de la Catedral y es donde se aprende de la explotación de sal, de la construcción de la obra de la catedral, entre otros interesantes datos.
- El embalse
- El área de bosques
- La Catedral de Sal, iglesia subterránea en donde se encuentra además del santuario religioso, el Auditorio.
Aunque la Catedral en sí misma es el principal atractivo, y se los recomiendo como un lugar único en el mundo, ella forma parte del complejo temático, El Parque de la Sal, que constituye una reserva natural única que contrasta con una de las actividades de explotación de los recursos de la zona y que más altera los ecosistemas: la minería. En el parque, los visitantes no sólo pueden admirar un encuentro sorprendente entre la delicadeza del arte con la rudeza de la explotación minera, sino también obtener una interesante lección de geología y de las maneras de conservar los recursos naturales de forma paralela al desarrollo del país. Es un paseo que siempre recomiendo cuando me piden ‘tips’ de Bogotá. Puedes ir en carro o en tren turístico, y es que el Parque, junto con la Catedral de Sal, es objetivo del turismo local e internacional, especialmente para los interesados en el ecoturismo, el turismo religioso y los amantes de la geología.
Oración del Minero:
Señor, permite que yo trabaje en el interior de tu tierra, dame el valor que necesito para sobrevivir dentro de ella. Hazme fuerte para cumplir con mi trabajo y ganar el sustento para mi hogar. Muéstrame el camino para no renunciar cuando la tarea sea dura y pesada, pon en mí la calidad de un buen hombre, un buen padre, de un buen trabajador. Señor, acompáñame, eres tú mi amigo, ya que muchas veces estaré solo allá en las profundidades de los socavones, Señor, haz que regrese sano y salvo, a casa, junto a mi mujer, mis hijos, mi familia y amigos… Amén.
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