Cada estación trae sus mensajes. Lo importante es que en ningún caso se encienda el desaliento. Hay que estar atento, el universo habla de distintas maneras.
Horas de otoño
Esperando por un indulto. Si es posible.
Tal vez comida de Acción de Gracias necesaria o posiblemente otro idioma que no alcanzo a distinguir
o mi problema es que no he sabido pronunciar los nombres de las plantas.
Arrastro una alfombra roja en el jardín como si fuera a ocurrir la coronación necesaria.
En cada etapa pido permiso para que no me lastimen. No es culpa de nadie que este mundo esté lleno de presagios.
La historia es una práctica de ignorar cosas y recibir lo mejor. Puedo esperar que la mala suerte me engañe.
Quedo en silencio esperando que alguien hable. De la espina del momento he hecho un arpa.
Accedo a afirmar pequeñas bondades. No he firmado un contrato para engendrar culpas, incluso si hay un desastre.
Debo reconocer que me pongo triste y luego me enojo. Pero solo un segundo. Un segundo.
Presiento que circundan la tierra murmullos suaves de una figura de autoridad que determina
qué reliquias se deben conservar y que no las disuelva ni el tiempo ni el espacio.
- El virus nos dejó en blanco, un poema de Eduardo Escalante - marzo 27, 2020
- El mal no se levantó del infierno, un poema de Eduardo Escalante - marzo 20, 2020
- Escribiendo cosas en silencio, un poema de Eduardo Escalante - marzo 6, 2020