Por años hemos sido invitados a la creación y surgimiento de caudillos, tiranos y dictadores que llegaron con los ribetes de salvadores y terminaron convirtiéndose en la pesadilla de propios y extraños.
Personajes pusilánimes, sin escrúpulos, amantes del poder, corruptos, estafadores, tramposos, mentirosos e hipócritas, que con su populismo, xenofobia y nacionalismo, se instalaron en el poder, disolviendo paulatinamente la democracia.
Ídolos con pies de barro que no permiten que nadie ponga en duda su oscuro pasado, su conciencia flexible, sus palabras vacías, mentirosas y manipuladoras, so pena de lanzar a sus hordas de seguidores en contra de la integridad de esas personas, en su mayoría periodistas.
Que heredan el poder a sus esposas, hijos, primos, padres, familiares y amigos para perpetuar sus tentáculos, convirtiendo a la democracia en monarquía, y los enriquecen otorgándoles negocios con el estado, proporcionándoles información confidencial, créditos y prerrogativas.
Estos ídolos con pies de barro no son héroes, pues esa palabra les queda grande.
Cada día, héroes son asesinados a manos de regímenes autoritarios, gobiernos corruptos y delincuencia organizada, por defender sus principios e ideales y no permitir que sean compradas ni acalladas sus conciencias.
La agresión que reciben los periodistas que realizan su trabajo de manera honesta y digna, que desgraciadamente no son todos, porque existen algunos que se congracian con el poder, es pan de cada día, y su fortaleza que radica en sus valores, se pone a prueba a diario.
Agresiones que van desde no permitirles hacer su trabajo, hasta amenazas de muerte, porque el violento que se siente atacado por su compromiso honesto con la profesión, quiere acallar su voz a cualquier precio, si no puede comprarlo, entonces procede a desaparecerlo.
Los líderes de grupos minoritarios que con valor ponen en conocimiento de los organismos gubernamentales los abusos a los que son sometidos ya sea por el mismo estado o por grupos al margen de la ley, han sido continuamente asesinados y sus voces apagadas.
Las personas que se unen a la protesta social como una salida a sus frustraciones, para quejarse por las promesas incumplidas, por la falta de comida y medicamentos, por las violaciones de sus derechos, mueren de manera vil e infame a manos de los brazos armados de los gobernantes de turno.
Voluntarios de causas nobles, que exponen su vida a peligros para salvar vidas, como bomberos y miembros de ONG`s.
Policías y militares honestos que a pesar de la corrupción que intenta permearlos, se mantienen firmes moralmente, y actúan en favor del respeto a los derechos de los ciudadanos.
Médicos, enfermeras y todos los profesionales del sector de la salud que con el mínimo de herramientas y medicamentos para salvar vidas, logran milagros.
Profesores que con salarios de hambre educan el futuro de nuestros países, poniendo en ello todo su amor, conocimiento y experiencia.
Y todos aquellos que desde sus trabajos y hogares ayudan, se solidarizan, apoyan y transforman la vida de habitantes de calle, personas enfermas por la drogadicción, la desnutrición y la deshidratación.
Verdaderos héroes que colocan por encima de su propia vida el compromiso con la verdad, que defienden sus principios e ideales sin armas, que enfrentan con valentía a enemigos poderosos, merecen todo nuestro apoyo, protección, admiración y respeto.
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Excelente artículo, resume la realidad de un país que hoy yace en las garras de los antivalores!