Guillermo Rubio, chef de origen colombiano, tuvo la responsabilidad de preparar, por doce años, los banquetes que se servían en el yate presidencial de Estados Unidos Sequioa o Secoya.
El recuerdo que marcó en Guillermo Rubio su gusto por la cocina y su posterior decisión de convertirse en chef fue durante los encuentros que tenía la familia en la casona de sus abuelos maternos, donde se reunían entorno a la mesa, los catorce hijos de Ana Julia y Alfredo Villarte, con sus respectivos hijos, a degustar no solo los guisos de la abuela sino el mejor dulce de mora que él pueda recordar. El olor que inundaba el ambiente aun lo tiene fijo en su olfato así como el amor con el que ella servía, pues no cocinaba por necesidad sino por el gusto de recibir a su numerosa prole y compartir.
Aprendió entonces a cocinar en Bogotá, Colombia, mirando a la abuela y luego a algunos de sus tíos quienes establecieron los famosos restaurantes “La Buena Mesa”. Se perfeccionó en Miami y terminó convirtiéndose en maestro culinario en Washington DC, en la Casa Blanca.
A bordo del Sequioa
Guillermo llegó a Estados Unidos hace 23 años. En su Colombia natal había estudiado Hotelería y Turismo, pero en sus inicios en este país comenzó trabajando en el área en Real State, hasta los sucesos de septiembre 11 del 2001, que lo llevaron a retomar la gastronomía, abandonar a Miami e irse a vivir a Washingron DC. A ese estado llegó con conocimientos de hotelería y también con el título de manejo de restaurantes, hoteles y catering obtenido en Penn Foster University y de cocina en Art Institute Fort Lauderdale. Trabajar durante doce años en el área de banquetes en oficinas del gobierno, en la Casa Blanca y en el yate presidencial Sequioa no le llegó por azar y representó su gran escuela.
La experiencia de preparar los banquetes que se servían en las muy exclusivas fiestas del Sequioa, las cuales se hacían en las aguas del famoso río Potomac, la recuerda como una de las más placenteras y fructíferas de su carrera porque “tuve la posibilidad de servir alimentos y proporcionarles bebidas a presidentes, actores, actrices, cantantes, empresarios, personalidades del jet set americano e internacional y me llevó tener una visión clara de la vida. Que ellos son personas normales que sienten, sufren y padecen y que, al igual que nosotros, nos gusta disfrutar de la buena comida.
–¿Cómo Chef que fue lo más gratificante del Sequioa?
–Fue una experiencia increíble. Recuerdo al presidente Bill Clinton, a quien considero una persona sencilla y con los pies sobre la tierra, acercarse, abrazarme y decirme: “gracias por ese almuerzo tan rico, por esa bebida”. Mi satisfacción es esa. La sonrisa del comensal es el pago. Es lo que más disfrutas de este oficio, cuando te dicen que delicia o te buscan y dicen quién es el chef, quien elaboro este manjar. Es lo mejor. Te impulsa a seguir adelante. Igualmente evoco la logistica de seguridad que envolvía cada evento que se realizaba en el Sequioa, se cuidaba el mínimo detalle.
–Estando en la cúspide del éxito ¿Por qué decides regresar a Miami?
—La vida tiene sus enseñanzas y los adagios son ciertos “Has plenes y Dios se reirá de ello”. Mi madre tiene problemas de salud, necesito de mí y aquí estoy con ella, aprendiendo de su sabiduría. La vida nos pone donde tenemos que estar y este es el tiempo de estar con mi mamá, cuidándola.
Aldente Caterer
Amante del mar y de su comida porque es fácil y rápida “ se puede crear y complacer al cliente”, Guillermo actualmente maneja su compañía Aldente Caterer, que tiene como objetivo ofrecer el servicio de un grupo de profesionales de la gastronomía quienes, bajo su guía, se ocupan de cada detalles de la comida, bebida y pastelería en bodas, aniversarios, cumpleaños, eventos corporativos, graduaciones y fiestas familiares ofreciendo un servicio único y personalizado que satisfacen las necesidades de cada cliente porque “cada celebración es única y memorable”, sostiene.
El éxito de Aldente Caterer a juicio de Guillermo Rubio también está en que cuidan el mínimo cada uno de los detalles y se ajustan a las exigencias de cada cliente en particular. “Si usted es un amante de la comida sana y natural preparamos su pedido con ingredientes orgánicos y exóticos. Nos esforzamos con el fin de cumplir con todas las expectativas y crear eventos, únicos mágicos. Disfrutamos al máximo interactuar con las personas y hacerlas sentirse felices”.
Guillermo Rubio vive su mejor momento porque está haciendo lo que realmente lo llena y lo hace feliz y para él eso forma parte de su éxito, vive inmensamente agradecido con Dios, trabaja con pasión e innovación porque los procesos de la cocina, según refiere, se aplica a la vida diaria “puedes saber la técnica, puedes conocer la receta, pero si no lo haces con amor y pasión nunca te va a salir bien”. Él es #PoderLatino
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