El turismo, principal fuente de ingresos en España, comienza una nueva andadura tras el Coronavirus, que tanto ha afectado al sector.
La comunicación de que el próximo 1 de julio se levantará la cuarentena impuesta a los turistas extranjeros, marca la reapertura a la entrada del turismo internacional. Es, en realidad, un paso que se completará con un protocolo de viajes común para Europa y con acuerdos bilaterales con otros países.
Espana: Turismo con acuerdos
La esperada noticia ha sido calificada de excelente por Exceltur, la alianza para la excelencia turística, que admite que horas después de conocerse la decisión las reservas hoteleras aumentaron exponencialmente y que la cotización de las empresas turísticas en la bolsa se disparaba. Justo el procedimiento inverso a lo ocurrido cuando se tuvo conocimiento de la pandemia que llevó a la cancelación de miles de reservas. Después, al declararse la cuarentena, el desánimo se instauró en los tour-operadores europeos y a los turistas que planeaban viajes a España.
Ante la lentitud con la que pueden tomarse las decisiones en la Unión Europea, el sector quiere que España negocie «urgentemente» acuerdos bilaterales con el Reino Unido, Francia, Alemania o Suiza. Las agencias de viajes esperan también la reactivación de las salidas al extranjero de los turistas españoles y el restablecimiento de los viajes de negocios, paralizados durante estos meses.
Bajo la frialdad de las estadísticas que marcan que, por ejemplo, el turismo rural cayó un 93% durante este periodo, se esconden las dificultades que el sector afronta de cara a la nueva etapa veraniega que, difícilmente permitirá recuperar pérdidas económicas ni rescatar la totalidad de los empleos perdidos.
Comunidades autónomas y playas
Las comunidades autónomas, con independencia de que se encuentren en la fase 1 o 2, preparan medidas de reactivación para la hostelería, restauración y sectores de ocio o esparcimiento. Las medidas van desde el permiso para el aumento de número de mesas en las terrazas hasta la prolongación de las horas de cierre pero, sea cual sea el caso, los establecimientos deberán respetad las medidas higiénicas y la distancia de seguridad que el gobierno determine en cada momento.
Incluso los museos que paulatinamente comienzan a abrir sus puertas deberán ser escrupulosos respetando los protocolos sanitarios que garanticen la seguridad de los trabajadores, visitantes y de los bienes culturales.
Más complicado puede resultar calcular el aforo permitido en las playas, donde las mareas altas y la pleamar, que deja imágenes espectaculares en el norte de España, inutilizan temporalmente parte del espacio que habitualmente ocupan los bañistas. Dado que el comportamiento de las mareas en el Mediterráneo es radicalmente distinto al del Cantábrico y difiere mucho al del Atlántico, los ayuntamientos deberán de hacer cálculos teniendo en cuenta las características de cada lugar.A nadie se le escapa que las limitaciones de aforo y los reajustes y las consiguientes inversiones para adaptar los inmuebles a las nuevas condiciones de seguridad implican que la “normalidad” que conocíamos no será posible inmediatamente.Muchas de las cadenas hoteleras que cerraron sus instalaciones sufriendo importantes pérdidas económicas, vuelven a reabrirlas. Las aerolíneas alivian su pesimismo a medida que los países abren corredores. Y todos, viajeros y turistas, deseosos de que la normalidad se vuelva a apoderar de nuestras vidas.
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