“Hace una década larga que Méndez Guédez se cuenta entre los más brillantes (pero también sigilosos) narradores del panorama latinoamericano. Hoy, en la madurez de su precisión literaria y en la plenitud de su humor triste, sospecho que con este libro (Los Maletines 2014) ya no tendrá escapatoria. Por fortuna, sus lectores tampoco.” Andrés Neuman
Juan Carlos Méndez Guédez, siempre tiene una historia que contarnos, con su inconfundible sentido de la ternura, hace de un encuentro efímero con un taxista caraqueño, el punto de ignición de narraciones cargadas de un humor sutil y placentero que nos conduce a una melancólica esperanza de la felicidad posible, en su vida y la de sus personajes. De sonrisa franca y espontánea, a éste barquisimetano-caraqueño y madrileño por paternidad, se le ha considerado una de las voces más diáfanas y elogiadas de la narrativa venezolana de la última década.
Licenciado en Letras por la Universidad Central de Venezuela y doctor en Literatura Hispanoamericana por la Universidad de Salamanca, España, Méndez Guédez, es un escritor indetenible y autor de una veintena de libros entre novelas, volúmenes de cuentos y ensayos. Cuando le preguntas como se definiría, responde sin titubear “Quiero pensar que no hay una respuesta sencilla para; quiero suponer que una vida no se puede resumir en palabras. Digamos que Juan Carlos Méndez Guédez, es un venezolano que vive en España y que ha publicado libros. Para algunos, son muchos libros los que llevo escritos hasta ahora, pero voy poco a fiestas a perseguir editores, jurados de premios, periodistas, traductores, así que soy un escritor con mucho tiempo para escribir”
Sus relatos divertidos y apasionantes en los que mezcla lo cotidiano con la magia, la leyenda con lo onírico, la cultura hispanoamericana con la española, tienen al humor como el desencadenante de las dramáticas situaciones que viven sus personajes. “En general, dicen que el rasgo más significativo de mis historias es el humor. Quizás sea así. Creo que sin humor la vida te convierte en un zombi que paga impuestos e hipoteca”.
Pero este venezolano, quién vivió su adolescencia en una populosa zona de Caracas, la Parroquia El Valle, ¿Cómo eligió convertirse en escritor? «Por descarte. Quería ser segunda base del Cardenales de Lara; médium espiritista; sacerdote; jockey; cantante de merengues, traumatólogo, y también escritor…la vida me fue despojando de muchas cosas hasta dejarme en esto último”.
Y justo ese despojo lo condujo a llevarse en una maleta rumbo a España: “Ropa y unos pocos libros. Poemas de Montejo, las novelas de José Balza; poco más; ah, y un llavero con linterna, me dan terror las habitaciones a oscuras”.
En pocos meses ya se sentía en casa, el gusto por la buena mesa fue lo que marcó el proceso de fraternidad con las tierras españolas, “Rápido, jubiloso. Probé el salmorejo cordobés y supe que un lugar donde se come algo así es un buen lugar. Descubrí que era un país muy cómodo, muy adecuado para escribir. Y la escritura siempre es el norte, así que encontré mi lugar, y en verano me hincho de comer salmorejo”.
Sus historias “Líneas aéreas” y “Pequeñas resistencias” han sido incluidas en las antologías del cuento en español y algunas de sus narraciones están publicadas en Suiza; Francia; Bulgaria, Italia, Eslovenia y Estados Unidos.
Profeta de su tierra
Méndez Guédez esta enraizado a su tierra y a sus orígenes, en sus narraciones esos paisajes cobran vida con una intensidad que colocan al lector en el lugar que describe, con una lucidez casi cinematográfica. “Caracas está muy presente en mis novelas y cuentos. Sus personas; sus olores a mango y humo; sus autopistas; sus árboles; su alegría y su violencia extrema. Caracas es un coctel frenético que no deja de conmoverme: sé que es un lugar peligroso, pero al mismo tiempo es mi memoria, es un lugar que activa mi escritura y la expande. Para bien y para mal, en Caracas siempre hay música en el aire. Siempre se escucha música; creo que eso aparece en mis libros. Allí la gente canta, silba, tararea, hasta cuando hacen el amor lo hacen de una manera musical, como si estuviesen bailando y cantando un merengue”
Cuando leemos las narraciones de Méndez Guédez, hay una mezcla leve de erotismo, nostalgia, romanticismo, política, humor, pero sobre todo, una manera sutil de llevarnos de la mano y adentrarnos en los personajes. ¿Qué es lo que inspira una historia?
“Es tan difícil esa pregunta. No hay un solo mecanismo para explicar eso. En ocasiones una imagen, un olor, una frase, una noticia de periódico, una vivencia propia, una historia escuchada en el metro. Nunca sabes qué va a disparar la necesidad de escribir.
En todo caso, como refieres en tu pregunta, yo pienso que lo que une todas mis historias, independientemente del modo en que se originen, es que yo vislumbre en ellas la posibilidad de construir un personaje inolvidable; alguien a quien valga la pena conocer, espiar; adivinar.
Por ejemplo, mi novela Los Maletines, publicada por Siruela, surgió de la idea de hacer un libro donde dos personajes quisiesen darle a su vida un vuelco robando a un grupo de forajidos un maletín lleno de dólares. Es una fantasía muy humana; lograr un cambio radical de la existencia; escapar de la miseria y las limitaciones con un gesto lleno de audacia. Y eso surgió de haber escuchado a un taxista en Caracas diciendo que deseaba escapar de la violencia de esa ciudad quitándole a los “boliburgueses” un trozo del botín que ellos se están procurando desde hace años saqueando a Venezuela.”
“El escritor se hace y se deshace todos los días”
En Venezuela, los textos de Méndez Guédez forman parte de las antologías de relato corto: Las voces secretas, publicada por Alfaguara, y 21 del XXI, lanzada al mercado por Ediciones B. Las Ferias de Guadalajara y de Santiago de Chile y los Festivales eñe de Madrid, de la Lectura en Venezuela, Belles latines en Lyon, de la Palabra en Puerto Rico, lo han tenido como invitado y asistió a residencias literarias en lugares como Aix en Provence, además participó como conferencista en universidades e instituciones de Argelia, Colombia, Croacia, España, Estados Unidos, Francia, Suiza, Venezuela, etc.
En abril de 2013 su novela Arena Negra fue premiada como Libro del Año en Venezuela, por los libreros de ese país.
¿El escritor nace o se hace? ¿Qué recomendaciones le darías a quienes deseen elegir tu oficio?
“El escritor se hace y se deshace todos los días. Les recomendaría que intenten ser millonarios, o emparejarse con gente millonaria, o que jueguen mucho a la lotería para ser millonarios. Ninguna de estas tres cosas les garantizará ser buenos escritores, pero me cuentan que con dinero se vive muy bien”, advirtió hilarante.
Precisa Juan Carlos que sus influencias como escritor son multifacéticas. “Los libros de leyendas leídos en mi infancia solitaria; las historias que contaban en Barquisimeto mi tío Juan, mi prima La negra, mi tío Floripe; las películas de charros; los culebrones; las noticias de la radio, y ya un poco mayor, los libros de Cortázar, Borges, Kafka, Pavese; Camus, Cabrera Infante, Bulgakov y Patricia Higsmith”.
Este venezolano radicado desde hace casi dos décadas en Madrid, ha sido calificado como el más prolífero de los escritores actuales en Venezuela e Hispanoamérica, «una de las voces más firmes de la nueva narrativa hispanoamericana», expresó Alfredo Bryce Echenique, ¿Cómo le resuena esa categoría a Juan Carlos?
“Es maravilloso que un gran escritor pueda decir eso de ti. ¿A quién le amarga un dulce? Me hablas de una frase que quizás dijo hace más de quince años; espero no haber defraudado esa confianza. Sé que lo correcto sería decirte que nada me importa excepto mi mundo interior, y que vivo ajeno a la vanidad, pero me produce cansancio ocultar que me gusta que alguien diga algo positivo de mi trabajo. Los halagos son abrazos, y a mí me gusta que me abracen. Escribo para que en cada aeropuerto del mundo donde voy alguien desconocido me dé un inesperado abrazo. Esto todavía no sucede. Así que debo seguir trabajando duro”.
“El lector no tiene rostro. Escribes. Escribes. No piensas en nadie en particular. Imaginas que lo que cuentas puede conmover a otras personas. Quieres lograr en otros el efecto que han tenido en ti ciertos libros que forman parte de tu vida y tu memoria. Pretendes eso mismo; lo intentas al menos”, precisó Méndez Guédez.
¿Cuándo emigras que es lo más difícil de llevar o dejar?
“El día a día de quienes quieres. Te lo pierdes de manera irremediable”. El escribir sobre la emigración ha sido un tema recurrente en las narraciones de Méndez Guédez,
¿Lo haces para expiar algo, o para que aquéllos que emigran lo tomen de tus cuentos?
“Si te soy sincero, no tengo ni idea. A mí se me ocurren historias y luego los críticos hablan de temas comunes, de creación de determinados universos. Escribo sobre ese tema probablemente porque la España en la que vivo ha tenido corrientes de emigrantes muy acentuadas; corrientes de las que formo parte; así que quizás estoy intentando entender un trozo de mi vida y de la vida de miles de personas”.
Los escritores venezolanos y latinoamericanos preferidos de Méndez Guédez son: José Balza, con una novela llamada Percusión; Francisco Massiani, con Piedra de mar; Bryce Echenique con La vida Exagerada de Martín Romaña, Vargas Llosa, del que recomienda Conversación en la Catedral, y Teresa de la Parra, por Ifigenia.
Méndez Guédez, no sabe de fronteras y cuando se le pregunta si tiene alguna preferencia por algún país latinoamericano, solo responde que le gustaría: “Conocerlos…todos. Describir o vivir ya depende de lo que sucediese en cada uno de ellos. Pero para mí los países son gente, son voces. Creo que me gustaría conocer Argentina para conversar sobre ella alguna vez con Andrés Neuman; o el Perú, para sentarme con Jorge Eduardo Benavides o Fernando Iwasaki y preguntarles sobre la chica morada”
Describe a Venezuela y España como dos extremos de una felicidad profunda. “En medio de ambas: los aeropuertos donde lloro porque me voy de uno o de otro lugar”.
Con una decenas de proyectos para el año 2016, Juan Carlos Méndez Guédez, precisó que la editorial Siruela, publicará la novela “El Baile de Madame Kalalú” y en Francia, aparecerá el libro de cuentos “Ideogramas”, publicado por Zinnia editions. “Ver esos dos libros me hace mucha ilusión. Y por supuesto, escribir, escribir, escribir. Pienso escribir mucho. Escribir me hace muy feliz y tengo la rara necesidad de vivir en la felicidad”.
Redes Sociales de Juan Carlos Méndez Guédez
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Ingrid Uzcátegui
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