En Miami curan las heridas de la niña del napalm | La Nota Latina

En Miami curan las heridas de la niña del napalm

Cuando tenía 9 años, Kim Phuc sufrió una espantosa quemadura que le abrasó la tercera parte de su cuerpo. Su foto, sumida en un grito de dolor, recorrió el mundo. Hoy aún cura esa herida. Pero un innovador tratamiento con láser podría representar su tan anhelada salvación.

 

Foto: wwww.vtv.gob.ve
Foto: wwww.vtv.gob.ve

Sobre la espalda menuda y pequeña de esa nena de 9 años cayó combustible pegajoso a 1200 grados centígrados y se extendió por su cabeza y siguió bajando por el brazo. Corrió desnuda con la piel hecha jirones, en un dolor abrasador, gritando, llorando, escapando de ese infierno que llovía del cielo, el napalm. Era el 8 de junio de 1972, y Kim Phuc quedó eternizada en su agonía por la cámara del fotográfo Nick Ut, en Vietnam.
Aquel dolor, «el más grande que se pueda imaginar», se convirtió en una pesadilla de operaciones quirúrgicas, injertos y tratamientos durante décadas. Una herida, que Kim aún cura. Pero hay un tratamiento que por primera vez le daría a esta mujer una nueva piel.
Cada tratamiento innovador cuesta entre 1.500 y 2.000 dólares, pero se lo han ofrecido gratis. Se trata de un tratamiento con láser que reducirá la enorme herida que abrasó su piel.
Más de 43 años después, la veintena de injertos de piel no han sido suficientes para sanar su cuerpo y restituir su dignidad. Pero la doctora Jill Waibel, una eminencia especializada en tratamientos con láser para pacientes quemados del Instituto Dermatológico de Miami, puede haber encontrado la poción mágica, informa el diario ABC de España.
Sería la respuesta definitiva a la mujer que llegó a desear la muerte «para no tener más cicatrices ni más sufrimiento».
Desde hace unas semanas, Kim se somete a sesiones con rayos láser, primero para juntar el tejido cicatrizado, y después para suavizar la piel. El tejido dañado de Phuc se extiende desde la mano izquierda al resto del brazo, el cuello y a la línea del cuero cabelludo, y cubre casi toda su espalda. El alcance del daño que sufrió Phuc queda reflejado en esta frase de la dermatóloga: «En aquellos años, la mayoría de las personas moría con quemaduras de este tipo en el 10 por ciento de la piel; a Phuc se le abrasó la tercera parte del cuerpo».
Como mínimo, la doctora Waibel le ha garantizado que el tratamiento va a paliar los fuertes dolores en la espalda que han martirizado la vida de la mujer vietnamita. Para saber hasta dónde va a llegar la reparación de la piel, habrá que esperar los ocho o nueve meses previstos para concluir el tratamiento. Waibel es optimista pero también cauta: «El fuego se le pegó mucho tiempo y le destruyó hasta la capa de colágeno, lo que provocó cicatrices con un grosor cuatro veces mayor al de la piel normal».
Los dolores se agudizan con el clima de Canadá, donde reside con su marido y dos hijos. La quemadura de las terminales nerviosas le sigue causando a Phuc fuertes dolores en el cuerpo, que se hacen más agudos con los cambios de clima en Canadá, a donde emigró con su esposo a principios de los 90. Ambos viven en las afueras de Toronto y tienen dos hijos, de 21 y 18 años.
En su nueva aventura, cuenta además con el apoyo del fotógrafo de Associated Press que tomó la dramática instantánea, a quien llama «tío Ut». Desde entonces, el reportero siempre ha estado pendiente de su salud y la ha ayudado en todo lo que ha podido.

Foto portada: Nick Ut, AP

Marybel Torres
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