¡Haz lo que te digo!…En contradicción con todas las encuestas, el domingo pasado Colombia votó NO en el plebiscito histórico que buscaba legitimizar el acuerdo de paz firmado entre la administración Santos y la cúpula de las FARC en Cartagena de Indias siete días antes.
No voy a dar mi opinión sobre el resultado porque yo ya no vivo en Colombia. Sería muy hipócrita de mi parte criticar cualquiera de los bandos. Sin embargo, si tengo una opinión acerca de la estrategia de los votantes del SÍ, la cual sirve de explicación por qué ganó el NO.
Durante los pasados cuatro años, seguí las negociaciones en La Habana, Cuba desde la distancia. Llena de angustia por el futuro de mi familia y de mi país, leí los puntos de vista y sentí la pasión de los argumentos de boca de mi propia familia, la cual quedó dividida en dos bandos durante este proceso.
El tiempo pasó y aunque había preguntas sin respuesta y oposición al acuerdo, en general la voluntad de paz flotaba en el aire. Sin duda alguna el pueblo colombiano anhela la paz. Pero lamentablemente los simpatizantes del SI cometieron un error.
A traves de todos los medios de comunicación iniciaron una guerra “en nombre de la paz”. Intentaron forzar su visión, avergonzaron en público a los simpatizantes del NO si se atrevían a dar su opinión y los pintaron con una brocha de ignorancia y deseos de guerra.
“No soy una experta en resolución de conflictos, pero sé que si obligo a mi hijo a tomarse una medicina a la fuerza, estoy segura de que la termina escupiendo”.
Cuando mi mamá me mandó el mensaje de texto con el resultado del plebiscito quedé fría e inmediatamente pensé, “Trump tal vez pueda ganar“. De ninguna manera estoy promoviendo al candidato republicano–no me lo aguanto ni por televisión–pero como adicta a las noticias que soy, veo a diario los ejemplos de la estrategia del partido demócrata de Estados Unidos, la cual se está pareciendo mucho a la de la administración Santos.
La campaña Clinton y los medios de comunicación que la apoyan atacan a los “Trumpistas” a diario. Los comentaristas y expertos hablan con desdén sobre sus oponentes y las encuestas insisten en caracterizarlos como ignorantes y faltos de educación.
“Más aún como mujer, si uno no es porrista de Hillary Clinton, es automáticamente removida de la categoría de “mujeres educadas”. Pareciera que los años de universidad, de carrera profesional o como microempresaria se borraran de la hoja de vida si uno no tiene marcado el voto por la candidata”.
Entiendo totalmente los argumentos en contra de Trump, pues el candidato republicano tiene mucha tela para cortar. Sin embargo, atacar a sus seguidores y a los independientes es deplorable y está causando una indignación poderosa en el electorado lo cual lo hace impredecible.
“Decirle a cualquier persona, así las intenciones sean buenas, qué debe pensar o decidir causa rebeldía. Es una violación al principio básico de la libertad y la voluntad. Es como si yo obligara a mis perros a hacer pipí en un árbol específico cuando lo que ellos quieren es hacer pipí en el hidrante. Con seguridad me muestran los dientes”.
Sea cual sea el resultado de cualquier elección o referendo, los votantes merecemos y tenemos la obligación de dar respeto entre los bandos. La religión, posición política y la sexualidad son principios inalienables que jamás deben ser utilizados para determinar el valor de un individuo. Esa es la belleza de la democracia y gracias a Dios todavía la tenemos.
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