Es que todo va muy rápido, figúrense, ya va a terminar el año!. Cuantas veces en los últimos días no hemos escuchado esta expresión. Miles, seguro. Todo va muy rápido y tanto que la cantidad de información que manejamos y que consumimos pegados a nuestros celulares, mirando WhatsApp, mensajes o en las redes sociales no nos permite focalizarnos en nada y, lo peor, no lo vemos. Fíjense ustedes que pasamos casi 4 horas al día absortos en nuestro teléfono móvil, en ocasiones mucho más. Cada día tocamos estos dispositivos una media de 2.617 veces, según reportes de State Mobile.
La sobre información está socavando nuestra capacidad de atención, energía y como resultado es más difícil concentrarnos en una tarea durante más de unos pocos minutos. Sin embargo, lo que es aún más preocupante es la observación de nuestro comportamiento. Es probable que hayas notado que no puedes evitar llevar tu mano al bolsillo o a tu cartera de manera inconsciente, en busca de tu teléfono móvil, no porque tengas que consultar algo importante o urgente, sino por una tendencia instintiva. También es preocupante como le compramos aparatos móviles a nuestros hijos, casi que cuando aprenden a balbucear y de adolescentes ya son adictos a los celulares. ¿De quién es la culpa cuando le exigimos que nos miren, presten atención y no lo hacen? No es secreto, además, que a través de esta mini televisión manipulan, venden y nos programan.
Es innegable que vivimos en un mundo saturado de información y en constante flujo de controversias que desplazan rápidamente lo anterior. En medio de este torbellino de cambios, es crucial reconocer que el teléfono celular, como herramienta tecnológica, ha transformado nuestra vida y modo de trabajo, aportando una serie de beneficios incuestionables. Este dispositivo se presenta como un medio de comunicación poderoso que nos brinda la capacidad instantánea de conectarnos con familiares y amigos, al tiempo que simplifica numerosas tareas cotidianas, como las compras en línea, la planificación de viajes y el pago de facturas. Su utilidad es aún más notoria en el mundo empresarial, donde se convierte en una herramienta esencial para emprendedores y empresarios, facilitando la gestión de negocios, la comunicación con clientes y colaboradores, y proporcionando acceso a una variedad de recursos empresariales.
El teléfono celular es una de mis herramientas de trabajo, pero consciente de esta realidad, he tomado la decisión de asignar un límite de tiempo para su uso y desconectarme domingos. Sin embargo, como lo que es beneficioso para una persona, puede no serlo para otra (lo que bueno para la pava no lo es para el pavo), a continuación, comparto algunas estrategias para encontrar un equilibrio saludable en el uso de los teléfonos celulares, preservando así la concentración y desgaste de energía:
1. Establece horarios de uso: Define momentos específicos del día en las que programes utilizar tu teléfono celular. Esto ayudará a evitar distracciones constantes. O establece periodos de desconexión y usa la función «No Molestar» de tu teléfono durante las horas de trabajo o estudio para evitar interrupciones innecesarias.
2. Configura notificaciones: Desactiva las notificaciones innecesarias o no urgentes en tu teléfono. Limita las alertas a las importantes, como llamadas telefónicas o mensajes urgentes de trabajo. Usa aplicaciones de productividad. Hay aplicaciones diseñadas para ayudarte a mantenerte concentrado y limitar el tiempo que pasas en aplicaciones no productivas. Algunas populares incluyen Forest y StayFocusd.
3.- Comunicación asertiva: Si estás en un entorno laboral, comunica a tus colegas tus momentos de máxima concentración y pide que te contacten solo en casos urgentes durante esas horas.
En definitiva, lograr un equilibrio entre el uso del teléfono celular y la preservación de la concentración demanda un alto nivel de autodisciplina, atención consciente y la capacidad de identificar cuándo se recurre al teléfono de manera excesiva, al tiempo que se trabaja en el fortalecimiento del autocontrol. Es fundamental abordar el uso de estos dispositivos con prudencia y discernimiento. Este proceso implica la toma de conciencia de nuestros hábitos y la dedicación constante para modificarlos de forma gradual. La clave es encontrar un punto de equilibrio que nos permita aprovechar las ventajas de la tecnología sin que esta socave nuestra energía, paz, equilibrio familiar, capacidad de concentración, productividad y evitar ese sentimiento de vacío que parece indicar que, de alguna manera, estamos desperdiciando la vida pegados a un teléfono.
En la Biblia, ese libro al que siempre hacemos referencia, existen versículos que nos exhortan a vivir en el autocontrol: “Como una ciudad cuyas murallas se rompen es una persona que carece de autocontrol. Como ciudad derribada y sin muro es el hombre cuyo espíritu no tiene rienda». Proverbios 25:28 (NVI, RVR60).
Gracias, gracias, gracias por leerme, compartir nuestros relatos y publicitarse con nosotras. Recuerden que aquí estamos para redactarles una nota de presentación, la entrevista que les ayudara a potenciar sus marcas, llevarles sus redes sociales desde cero o escribirles su historia y convertirla en un libro.
Pueden leer en La Nota Latina/La Nota-Latina.com
La caja de Pandora: ¡Cuidado con lo que abres!🎁
- La magia de la gratitud: Un Viaje a través del Día de Acción de Gracias - noviembre 20, 2024
- Vivir en función de otros: ¡No esperes arrepentirte a los 85! 👵 - noviembre 20, 2024
- Manejamos carros viejos: ¡Estamos descalificadas!🚗🤔 - noviembre 5, 2024