En mi constante autodescubrimiento, porque nunca terminamos de aprender, en una sesión de tapping—una técnica que equilibra nuestras energías a partir de golpes suaves en puntos clave de nuestro cuerpo— realizada por la experta Amelia Gastelbondo, emergió un recuerdo poderoso que había estado escondido en mi subconsciente durante mucho tiempo. Como diría Carl Jung, es descubrir nuestras sombras e integrar el poder que yace en las profundidades de la psique.
Recordé cómo en mi niñez, una tía de mi mamá constantemente descalificaba a mi madre, quien, por miedo a perder la ayuda que recibía, nunca se defendía. Esta tía se encargaba de hacer las compras y se llevaba siempre los mejores productos a pesar de que mi Bertha le proporcionaba el dinero. Yo observaba en silencio, sintiendo impotencia, pero aprendiendo de manera inconsciente que ese comportamiento era aceptable. Esto me había afectado. He trabajado en aprender a decir no, pero en esta sesión apareció la raíz del porqué durante muchos años me había costado decir esa palabra mágica: «¡no!», y a establecer límites claros.
La necesidad de aprobación se define como el valor que nos damos basado en la aceptación de los demás. Esta tendencia está estrechamente ligada a la deseabilidad social, un concepto que refiere a cómo actuamos bajo evaluación, tal como en entrevistas o interacciones donde nos sentimos juzgados. Por ejemplo, si a alguien con alta necesidad de aprobación le preguntan sobre sus hábitos, podría ocultar la verdad por miedo a desaprobar. En mi caso, me costaba cobrar por mis trabajos, decirles el precio por temor al rechazo y a perderlos como “amigos”. La historia de los pescados o frutas grandes para la tía y los pequeños para mi mamá es un claro ejemplo.
Y ¿por qué cuenta esto, Marybel? Se preguntarán ustedes. Considero que es crucial trabajar en nuestra autoestima y aprender a valorar nuestro propio juicio por encima de las opiniones externas. Deberíamos reflexionar sobre lo que realmente importa para nosotros, solicitar retroalimentación constructiva en lugar de buscar halagos, y cultivar relaciones con personas que nos valoren genuinamente por quien somos y no solo por nuestros logros y por interés. En la era digital, las redes sociales pueden exacerbar nuestra necesidad de aprobación, pues frecuentemente medimos nuestro valor por la cantidad de ‘likes’ y comentarios que recibimos. Es vital reconocer que estas plataformas son solo una faceta de interacción social y no una verdadera medida de nuestro valor personal.
Desde mi experiencia, he aprendido la importancia de reconocer nuestro propio valor sin depender de la validación externa. En el ámbito profesional, esto significa confiar en nuestras capacidades y decisiones, incluso cuando enfrentamos críticas o desacuerdo. En lo personal, implica establecer límites saludables y aprender a decir «no» sin culpa.
En la Biblia, ese gran libro al que hacemos referencia, encontramos este versículo en 1 Samuel 16:7: ‘No te fijes en su apariencia ni en lo alto de su estatura, porque yo lo he rechazado. El Señor no se fija en las cosas que miran los hombres. Los hombres miran las apariencias, pero el Señor mira el corazón’. Este versículo nos enseña a valorar nuestro interior sobre las percepciones externas y la aprobación de los demás.
Gracias, gracias, gracias por leerme, compartir nuestros relatos y publicitarse con nosotras. Recuerden que aquí estamos para redactarles una nota de presentación, la entrevista que les ayudara a potenciar sus marcas, llevarles sus redes sociales desde cero o escribirles su historia y convertirla en un libro.
Los quiero❤️
Marybel Torres