El sancocho es el plato sentimental de nuestros pueblos latinos.
Si bien el pabellón venezolano es el plato nacional por excelencia, podríamos decir que el sancocho es el plato sentimental, el que forma parte del menú hogareño desde que se tiene uso de razón y al que se acude para restablecer los valores del organismo después de una larga noche de rumba o para cortar un agobiante cuadro gripal.
La Asociación Civil Margarita Gastronómica inició recientemente su programación del 2015 con el llamado “Master Chef del sancocho margariteño”, una divertida competencia entre el sancocho de Rubén Santiago y el cruzado de res y gallina del reconocido Sumito Estévez, donde salió vencedor el primero con 57 por ciento de los votos.
En ameno intercambio con el público, los cocineros manifestaron que apostaron al ají margariteño, a la palometa, quimbombó, pan del año, lairén, gallina criolla y costilla de res para seducir los paladares de más de 300 comensales.
Para Rubén Santiago el secreto es el cariño que se pone al cocinar y el ingrediente más preciado en este plato es el ají dulce. Por su parte, Sumito Estévez afirma que existen dos tipos de sancochos. “El de las mujeres que son sopas para sanar el alma y el cuerpo, y el de los hombres que suele invitar a la conversa. El de hoy fue un sancocho de hombre, determinado por la alegría y la satisfacción”.
Así se prepara un sancocho margariteño
Preparar un sancocho es fácil, pero tiene sus pequeños trucos para que sea perfecto. La receta que presentamos a continuación pertenece a la conocida Rosenda de la comunidad pesquera de Manzanillo.
Lo primero es arreglar bien el pescado. Eso implica escamarlo bien, picarlo en trozos y colocarle sal y limón. Luego viene el turno de las verduras. El protagonista vegetal del sancocho margariteño es el topocho (plátano verde enano) pues es el único ingrediente que no puede faltar, así como el único que no puede ser pasado por agua.
Rosenda coloca pedacitos lavados de auyama(calabaza), ocumo(malanga) y yuca en la olla al fuego, junto al aromático ají dulce, ajo y cebolla. Cuando la preparación está hirviendo y las verduras comienzan a ablandarse, se vuelve a lavar el pescado con sal y limón, se le agrega a la cocción y al poco rato, el sancocho está listo para comer.
La experimentada cocinera explica que el topocho se remoja en limón y se agrega de último para que el caldo no se ponga morado. “El topocho es el que da la fortaleza del caldo y ese color blanquito como una leche”, dijo Rosenda.
Anna Müller
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