Sí, de esa manera ocurre. Un día sales a hacer deporte con el chándal y cuando regresas tu casa es una de las que se ha quemado en el incendio de Valencia. Por no tener no tienes ni la cartera. Esas fueron las palabras que uno de los vecinos dijo en los medios de comunicación al poco de suceder la tragedia y esas fueron las palabras que un relojero con el que hablo de vez en cuando me repitió al otro día.
Un día sales y no tienes nada. El contexto donde vivimos, llámesele naturaleza, cosmos, etc, según los giros históricos, es del todo impredecible e incomprensible. Tanto es así que nuestra razón, aquello en lo que se sustenta nuestra cultura grecolatina –y cartesiasna-, se siente limitada ante todo lo que no puede ser racional, lo que ocurre sin más y sin dar explicaciones. Y ese reconocimiento de nuestra limitación a la hora de entender el mundo es lo que enciende la chispa de las preguntas existenciales que nos envuelven a todos. ¿Por qué yo? ¿Tengo la culpa? ¿Puede cambiarse lo que me pasa?
El existencialismo surge entonces con preguntas sobre la libertad, la responsabilidad individual, la autenticidad y la angustia existencial. Frente a sucesos como el incendio en Valencia, podemos preguntarnos sobre la libertad de elección en medio de la adversidad, el sentido de responsabilidad hacia los demás y la forma en que enfrentamos la incertidumbre y el sufrimiento. El pensamiento trágico nos invita a aceptar la realidad de los eventos dolorosos, a encontrar significado en el sufrimiento y a desarrollar una actitud de resiliencia frente a las adversidades. Por otro lado, este pensamiento nos lleva a reflexionar sobre la comprensión de la tragedia como parte integral de la experiencia humana, y cómo enfrentamos el dolor y la pérdida desde una perspectiva filosófica. Una de las corrientes filosóficas que puede ayudar a sobreponerse a la tragedia es el estoicismo. El estoicismo es una escuela de pensamiento que promueve el autocontrol, la aceptación de lo que no se puede cambiar y la serenidad ante las dificultades. Los estoicos sostienen que, si bien no podemos controlar lo que sucede externamente, sí podemos controlar nuestras reacciones y actitudes frente a los eventos. Y quizás con eso podamos sostener algún argumento ante esta adversidad. No podemos evitar lo inevitable, pero sí podemos elegir nuestra reacción frente a ello.
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