La pérdida de un ser querido deja una huella profunda e imborrable en el corazón de cualquier persona. En esta época recordamos más a nuestros bebés, hijos, madres, padres, hermanos, tíos y amigos que ya no están con nosotros físicamente. Sin embargo, están en todas las experiencias vitales que compartimos con ellos y que determinaron parte de lo que somos hoy.
Navidad y Año Nuevo son días especiales donde con gran entusiasmo y alegría se reúne la familia para festejar pero ¿qué sucede cuando hemos perdido a un ser querido? Sin duda, estas fechas que solían ser de celebración se convierten en un arduo desafío emocional.
Hace un año, un día como hoy, aproximadamente a las 7 de la mañana después de recibir esa noticia tan terrible y dolorosa, de habernos entregado las pertenencias y medicamentos de nuestro hijo, debía ser trasladado a la morgue del hospital. Un momento muy doloroso. Con el alma en mil pedazos, pedí que me lo pusieran en mis brazos y acompañada por el papá lo trasladamos hasta ese lugar tan frío y tenebroso. No quería dejarlo ahí. Recuerdo que una manta de cuadros azules envolvía su pequeño y hermoso cuerpecito. Me sentía tan vacía y tan nerviosa. Estaba tan llena de rabia, con el corazón destrozado, donde las lágrimas inundaban no sólo mi rostro sino mi alma entera. Quién iba a imaginarse que un año después iba a tener entre mis brazos un lindo regalo. Una Bebé Arcoiris llegó a mi vida. Una niña preciosa, sana y fuerte. Desde ya le hablamos a Flavia de la existencia y del amor infinito del Gran Andrés. Sé que fue mi Chocolate, junto a Dios y el Universo que conspiraron a nuestro favor. A pesar del enorme dolor que dejó su ausencia, sigue presente cada día entre nosotros. Nuestro hijo, junto a nuestro Señor, nos han mantenido de pie, con la frente en alto y unidos como FAMILIA.
Si estás en duelo, encontrar una excusa para desaparecer tan sólo por unos minutos te permitirá encontrar un poco de paz. Las lágrimas pueden ser una liberación emocional muy saludable. El 24 de diciembre del año pasado, no podía dormir, me levanté como a las 4 de la mañana. Comencé a forrar los regalos del Niño Jesús de mi Súper Diego y los de Andrés los metí en una bolsa negra. Sería su primera Navidad con un hermanito. Me refugié en el llanto para dejar fluir mi dolor. Los más pequeños de la casa esperan con ansias la llegada de Papá Noel, por ello consideré necesario que mi hijo mayor debía disfrutarla. Adorné un pequeño rinconcito. Fui a comprar unos bollitos y pan de jamón para compartir un desayuno navideño.
En el 2015 con el duelo en pleno, deseaba dormir todo el mes de diciembre y haber despertado en enero. Las pérdidas siempre son difíciles pero en los días de fiesta pueden ser realmente abrumadoras. Estar en un ambiente festivo es un desafío demasiado difícil de soportar cuando nuestro corazón está hecho pedazos.
Vamos a ver cómo reacciona este año Diego, el 24 de diciembre del año pasado, dándole la cena me dijo: “mamá quiero irme al cielo para estar con Andrés”. Que frase tan dura. Quedé en shock. “No puedes irte hijo, te amamos y te necesitamos con nosotros. Tu hermano descansa al lado de Dios”, le respondí. Un año después me doy cuenta que mi hijo también estaba haciendo su duelo.
Yo aún con nervios, no sólo es otra Navidad sin mi hijo, sino que este año se suma la ausencia de mi papá. Estará su silla vacía. Será inevitable llorar y extrañar, pero convencida de que disfrutaré de la presencia de quienes me rodean. Viviendo mi nuevo comienzo, mi vida multicolor con la llegada de la princesa Arcoiris y con un chocolate que nos endulzará desde el cielo.
Nosotros nos sentíamos muy abrumados, el 27 de diciembre, día de la Sagrada Familia fuimos a misa, al salir de la iglesia decidimos ir a Galipán, y al pie del Ávila, soltamos las cenizas de Andrés, el 29 tuve mi primera sesión de reiki donde me nivelaron los chakras e hice terapia de perdón y el 31 me armé de muchísimo valor y regresé al lugar donde estuviste durante mes y medio. Fue muy duro volver a entrar al hospital pero las ganas de ayudar me hicieron dar cada paso. Antes de culminar el año quise donar todas las medicinas que quedaron y contribuir a salvarle la vida a esos pequeños inocentes que estaban hospitalizados.
Diciembre es para muchas personas el mes más bonito del año. Nos permite reflexionar, reencontrarnos con familiares y pensar cómo cumplir las metas para el próximo año. Sin embargo, la pérdida reciente de un ser querido afectará notablemente nuestras ganas de celebrar, por eso es importante tratar de construir una Navidad diferente incorporando actividades y rituales que nos permitan adaptarnos a esta celebración cargada de dolor, tristeza e impotencia. Si estás en duelo, consigue una alternativa que te permita alejarte por unos minutos del estrés de estas fiestas o una actividad física donde drenes tus emociones. Puedes buscar técnicas como meditar, trotar, escuchar música o darte un masaje.
No hay una forma correcta o incorrecta de celebrar las fiestas navideñas luego de que hemos perdido a un ser querido. Lo importante es que no ocultes tus sentimientos. No debes vivir estos momentos tan significativos como si nada hubiera pasado. Permítete sentirte triste o llorar cuando así lo desees porque ocultar esta pena te provocará mayor daño. En este período, será importante encontrar el apoyo de tus seres amados y tomarte las cosas con tranquilidad, planificando lo que desearás hacer sin ponerte ninguna exigencia.
Me despido como siempre lo hago cuando escribo sobre ti hijo: “Dios te bendiga. Te amo. Un beso enorme y un fuerte abrazo que lleguen hasta el cielo”.
Redes:
https://www.facebook.com/belk.osorio
Instagram y Twitter: @osoriobelkis
E-mail: osoriobelkys22@hotmail.com
- El monstruo que aparece durante el duelo - septiembre 19, 2017
- ¿Cuál es el protocolo del duelo? - agosto 29, 2017
- ¿Cómo afecta el duelo a los niños? - julio 4, 2017
Hola Belkis, un abrazoteeee, te leo y me leo, compartimos el duelo de nuestros hijos, como dices una experiencia de vida que te cambia, para poder sobrevivir debemos mutar, cambiar la piel, renacer de las cenizas. Hoy celebró junto a ti la vida de tu gran Andrés, que decidió venir a ese plano por corto tiempo pero dejando una huella imborrable en cada uno de los que lo conocimos. Dios los bendiga amiga