A pesar de que Irlanda tiene una historia complicada y sufrida, ser un país fundado por vikingos, pero al mismo tiempo, relativamente joven (se convirtió en una república independiente el 29 de diciembre de 1937), su capital Dublín es una ciudad infinitamente alegre. No importa el día de la semana que salgas a recorrer sus calles, encontrarás música en vivo de todos los estilos: típica irlandesa, hard rock, “dive bars”, música pop actual con un toque irlandés, en fin, para todos los gustos. Imperdible brindar con un buen whiskey irlandés o probar sus cervezas de fama mundial. Con esto no pretendo decir que Dublín sea sencillamente un “party town”, ¡por el contrario! Tiene una historia tan rica que se necesitan varios días para recorrer todo lo que debes conocer cuando la visitas.
¿Qué hacer en Dublín?
Antes de irme, le pregunté a un profesor mío de la universidad que vive en Europa y me dijo “lo mejor para hacer en Dublín es salir de Dublín”. Bueno, tengo que estar en desacuerdo. Si bien la costa oeste y el Wild Atlantic Way son paisajes realmente impresionantes, perderse por las adoquinadas calles de la capital ya es una atracción de por sí. Como para cualquier destino europeo, lleva zapatos cómodos. Para que no te pase como a mi, que le tuve que robar los tenis a mi compañera de viaje casi todos los días que estuvimos juntas. Vas a caminar y a caminar y bueno, ¡uno no cruza todo el Atlántico para ir a dormir! Lo bueno de viajar con amigos afines pero flexibles es que no necesariamente tienen que hacer todo exactamente igual, todo el tiempo. Por ejemplo, ¿saben cuál es la primera atracción turística de toda Irlanda? No, no son los Cliffs of Moher ni Blarney Castle; es el tour de la Cervecería Guinness. Dicen que es por las vistas hermosas de la ciudad que se pueden apreciar desde su terraza, pero seamos sinceros, ¡es la cerveza irlandesa más famosa del mundo! Y en Irlanda se aprecia una buena cerveza y buen whiskey. ¡Y una buena canción que hable de whiskey y cerveza! Además de zapatos cómodos para visitar pubs irlandeses, les recomiendo aprenderse una clásica canción de The Dubliners, un grupo de folklore irlandés fundado en Dublín en 1962, responsable por dar a conocer la música irlandesa por el resto de Europa: The Wild Rover. Después de una noche en Dublín ya te sabrás el coro y cuándo y cómo debes aplaudir. Y dice en parte: “I’ve been a wild rover for many’s the year / And I’ve spent all me money on whiskey and beer / But now I’m returning with gold in great store / And I never will play the wild rover no more…”. Podrías pasar noches enteras haciendo “bar hoping” en la ciudad y te garantizo que cantarás esta canción más veces de las que aceptarás recordar.
Lo primero que pude apreciar al llegar a nuestro hotel, perfectamente localizado para que la mayoría de los sitios nos quedaran a una distancia caminable (a pesar de no estar prohibido, no hay muchos choferes de Uber en la ciudad, entonces los tiempos de espera cuando pides una carrera son largos; hay una aplicación local llamada myTaxi que es donde hay más choferes afiliados y por ende las esperas suelen ser más cortas), fue el río que corre por todo el centro de Dublín, the River Liffey -el río de la vida. Hay 21 puentes sobre el Liffey, desde Chapelizod hasta el mar; algunos se usan solo para transporte público. La mayoría de los puentes fueron nombrados para honrar a los patriotas de la independencia, como Rory O’Moore y Mellows. Los puentes más modernos, como el James Joyce, tienden a honrar a escritores. Casi la mitad se construyeron originalmente en el siglo XIX. El Puente del Milenio, el más cercano a nuestro hotel, es uno de los tres para peatones, mientras que el más famoso, el Puente O’Connell, tiene cuatro carriles de automóviles.
Iglesias y museos
Como saben los que ya me leen, me encantan los museos y me encantan las iglesias. Y Dublín tiene buenos museos, majestuosas iglesias medievales que sirven de museo, y 3 catedrales por falta de una.
National Gallery of Ireland: La Galería Nacional de Irlanda está albergada en un edificio que por fuera no dice mucho, pero por dentro es un tesoro. Cuenta con obras de Picasso, Seurat, Monet y su obra más visitada, “La Toma de Cristo” del italiano Caravaggio. La entrada al museo es libre de costo.
Dublinia: Es una atracción histórica que recrea la Irlanda medieval y de vikingos y está localizada en una parte del Christ Church, en la parte medieval de Dublín.
EPIC: Es el museo interactivo sobre la emigración, localizado en los muelles y que cuenta la historia de la diáspora irlandesa (y está justo al lado de nuestro hotel en el Custom House Quail). Justo al frente del museo, está el monumento a las víctimas de la Gran Hambruna. Es impresionante.
Dublin Wax Museum: ¿Les he contado que soy fiel fanática de Oscar Wilde? ¡Pues aquí está el Oscar Wilde más feo que he visto en mi vida! No es nada del otro mundo. Verás a los dramaturgos más famosos de Irlanda departiendo con el Papa Francisco, a un robótico San Patricio hablándote, a Harry Potter y a un par de superhéroes más. Te puede divertir si estás ligeramente pasado de tragos.
Christ Church: Es el corazón espiritual de Irlanda; una iglesia medieval fundada en el año 1028, imponente por su enorme tamaño y campanario, y formalmente, la Catedral de la Santísima Trinidad y a su vez, la catedral de las Diócesis Unidas de Dublín y Glendalough y la catedral de la provincia eclesiástica de las Provincias Unidas de Dublín y Cashel de la Iglesia Anglicana de Irlanda. Aquí tuve una de las experiencias más inolvidables de mi vida: me dejaron tocar el campanario de la iglesia. ¡Y se escuchó en medio Dublín! Por 4 euros adicionales, les recomiendo el tour guiado.
St. Patrick’s Cathedral: La Catedral de San Patricio, santo patrón de Irlanda y conocido por haberle enseñado a la gente agricultura, fue fundada en el año 1191, y es la Catedral Nacional de la Iglesia de Irlanda, mas no es la silla del Obispo; esa es Christ Church. Con su torre de 43 metros (141 pies), St. Patrick’s es la iglesia más alta (no la Catedral) de Irlanda, y la más grande.
St. Mary’s Pro-Cathedral: Es la silla del arzobispo católico de Dublín. “Pro-cathedral” significa que es una parroquia que está sirviendo temporalmente como catedral, pero aún no tiene el título formal.
Trinity College y The Book of Kells: Uno de los lugares que moría por conocer en Dublín era el “Long Room” de la Biblioteca de Trinity College. La universidad fue fundada en 1592 por la Reina Isabel I, siguiendo el modelo de célebres universidades británicas: Oxford y Cambridge. La biblioteca del Trinity College es la más grande de Irlanda, hogar de una colección masiva de aproximadamente 6 millones de libros y manuscritos. Para albergar su cada vez mayor colección de contenido literario, se han construido varios edificios de bibliotecas diferentes en el campus de la universidad a lo largo de los años, pero el más visitado es sin duda alguna, este, la antigua biblioteca. Construida en el siglo XVIII, es una de las atracciones turísticas más populares de Irlanda gracias a su exhibición del Libro de Kells, un manuscrito de 1,200 años que contiene cuatro volúmenes ilustrados de extravagante forma, de los evangelios del Nuevo Testamento y es considerado el mayor tesoro nacional de Irlanda. El libro es la antesala a la biblioteca. Las paredes oscuras, con paneles de roble, un elegante techo abovedado, dos niveles de estanterías de piso a techo que contienen 200,000 de los libros más antiguos y valiosos de la biblioteca, es un ensueño para cualquier amante de los libros. Con una longitud de más de 200 metros, el llamado Long Room también cuenta con una gran colección de bustos de mármol de algunos de los filósofos y escritores más brillantes de la historia, así como una de las tres arpas más antiguas de Irlanda.
Destilerías y cervecerías
Si esto es tu interés primordial (¡nadie te juzga!), puedes tomar un tour, Brewery Hops Tours of Ireland. Si eres un turista promedio, los más conocidos son los de la Cerveza Guinness y el Whiskey Jameson (pronuncie “yeimson”, no “yeim-i-son” y ahórrese vergüenzas).
Temple Bar:
Reconoceré mi ignorancia públicamente. Pensaba que Temple Bar era el célebre pub dublinés, ese edificio rojo que se ve en postales y es como una parada imperdible (aunque pagues 2 euros más por un whiskey); ese es The Temple Bar Pub. Temple Bar es el barrio donde éste se encuentra localizado. Es definitivamente una de las partes más concurridas de la ciudad, y por Dios, ¡no te la pierdas! Aunque te digan que está repleto de turistas. Las calles peatonales adoquinadas y los edificios de colores brillantes son realmente encantadores, independientemente de la cantidad de gente que pueda haber. Encontrarás música en vivo cualquier día de la semana. Si eres como yo y parte de la diversión de tu viaje es tomar fotos y quieres evitar las multitudes, camina por el área a primera hora de la mañana (antes de las 8:30 am) y podrás explorar el área por tu cuenta. Aquí se encuentra el hotel de Bono, Clarence House (por su puesto que allí estuvimos), pubs para todos los gustos, discotecas muy chic y muy europeas, los pubs más antiguos de Dublín, murales honrando cantantes y dramaturgos, galerías de arte y restaurantes.
Monumento a Oscar Wilde:
Oscar Wilde es uno de mis dramaturgos favoritos, no solo por su obra literaria, la cual mi madre me enseñó desde pequeña, sino como personaje histórico. Excéntrico, dramático, tuvo que cumplir prisión por el simple hecho de ser homosexual en la época victoriana. En Londres hay un festival de teatro en su honor todos los años en el West End. Una vez que estuve en París, me quedé en el hotel donde murió, y estuve en el Pere-Lachaise, donde sus restos descansan en un mausoleo en forma de esfinge egipcia y lleno de besitos rojos. El monumento, localizado en Merrion Square, es una colección de tres estatuas, que conmemora al poeta y dramaturgo. Cuando se inauguró el monumento, realizado por el artista Danny Osbourne, en 1997, era la primera estatua en conmemorar a Wilde en su tierra natal, quien había muerto 97 años antes. Recibió elogios casi unánimes por los materiales utilizados y por su ubicación casi al frente de su hogar de infancia en el número 1, de Merrion Square. La elección de pose para Wilde, que evoca imágenes de “masculinidad feminizada”; el uso del color para este colorido personaje, y su mirada dirigida al torso masculino desnudo, se unen con nuestro conocimiento de su homosexualidad. Se dice que, en consecuencia, podría verse un énfasis excesivo en su sexualidad en este trabajo. Sin embargo, fue justamente Irlanda el primer país europeo en aprobar el matrimonio igualitario. ¡Bien por Irlanda!
Dijo alguna vez Wilde, “puedo resistir todo menos la tentación…”.
Day trip
Galway y los Acantilados de Moher. Al oeste de la isla están los famosos Cliffs of Moher. Los acantilados con un geo-parque de la UNESCO que es realmente impresionante. Creo que ninguna de mis fotos les hace justicia. Para esta visita, tomamos un tour saliendo de Dublín, con un guía que era parte guía turístico, parte rockstar, que nos cantó “Brown Eyed Girl” en el bus de camino (del irlandés Van Morrison), y nos enseñó a hacer correctamente los ‘claps’ de The Wild Rover (después no los fallamos en ningún pub). De camino a los acantilados, hicimos una parada en las ruinas de la antigua abadía de Kilmacduagh, pasamos por un pueblito donde todos los años hacen un match-making festival (escogen a una persona anualmente para que presente solteros en el pueblo; entre los años ’60 y ’70 se volvió un poco, ejem, WILD; ahora está más dirigido a personas mayores en busca de pareja). Y por fin llegamos. ¡Wow! Realmente te dejan sin aliento. Los acantilados fueron el sitio de un gigantesco delta de un río y se formaron hace unos 320 millones de años. Sus rocas más antiguas están al fondo y se levantan unos 214 metros (702 pies). Han aparecido en una de mis películas favoritas, The Princess Bride (1987), como los “cliffs of insanity”, y como la cueva Horcrux en Harry Potter and the Half-Blood Prince (2009) y Leap Year con Amy Adams (2010), entre otras.
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