Es un hecho que existe el Bien y existe el Mal. Tal como existe el Día y existe la Noche. ¿Difícil sería negarlo? Importante aclarar que la noche no tiene nada que ver con el Mal, sino que el Mal prefiere actuar entre las sombras; porque le da vergüenza que se le descubra. Hay eventos más grandes que nosotros mismos, como son el Bien y el Mal. Aquí no hay nada personal. El Bien y el Mal son caminos que ya están ahí, justo frente a nosotros, representando una verdadera posibilidad de elegir.
Entre todos los bienes, hay uno que no puede ser ni quitado ni dado, porque solo depende del individuo: el Honor Personal. Te pueden quitar tu casa, tu carro, tu esposa. Te pueden quitar la honra, estableciendo calumnias y… ¿por qué no? … hasta ponerte en prisión, pero el Honor Personal ¡jamás te lo pueden quitar!
La Conducta es el puente que une el Honor Personal con los caminos del Bien y del Mal. El escritor francés Victor Hugo, en su novela «Los Miserables» nos presenta un ejemplo perfecto de lo que se está tratando. Se es un caballero o se es un villano. En la novela, Juan Vallan es condenado a diecinueve años de prisión por robar un pan para alimentar a sus hermanos, después de haber perdido su trabajo. Sin embargo, su rencor por la injusticia fue transformado por la Compasión y la Comprensión. Juan Vallan ha decidido tener una conducta íntegra que lo guía a sacrificar su posición social y sus bienes materiales para salvar a un campesino que está siendo condenado injustamente.
Jiddu Krishnamurti en su ensayo sobre «La Verdad» plantea el problema sobre los límites entre el Bien y el Mal. Algunos dirán que es relativo y que depende del momento histórico y del contexto social: lo que ayer pudo ser considerado como ‘malo’, hoy puede ser considerado como ‘bueno’ y viceversa. Sin embargo, el efecto de nuestras acciones podría establecerse como punto de referencia para determinar la diferencia. El Mal hace daño físico y/o emocional y por esta razón debe ser juzgado y condenado. El bien hace placer físico y/o emocional y por esta razón debe ser juzgado y recompensado.
Indiferente de las leyes temporales, es un hecho que una acción ‘mala’ produce energía negativa y causa destrucción y una acción ‘buena’, produce energía positiva y causa construcción. De manera que podemos saber cuándo se procede ‘bien’ o cuándo se procede ‘mal’ evaluando cómo nos sentimos con los resultados de nuestras acciones. No se puede esperar la misma respuesta por regalar un ramo de rosas que por robar una cartera. Toda acción tiene su consecuencia que se debe proveer antes de actuar.
La Autoestima es un pensar y un sentir interior (Honor Personal), específico de cada individuo, que produce confianza en sí mismo y hace pensar y sentir que se tiene la capacidad necesaria para afrontar con éxito los retos de la vida. Esta sugestión de confianza va a aumentar o a disminuir dependiendo de nuestra conducta. La vida es una oportunidad para actuar Bien o Mal. La Autoestima es una consecuencia de nuestras acciones. La Conducta que debe estar regida por la Integridad (que propone como debe actuar una persona de honor) y los principios y valores personales (que son los que eligen el camino entre el Bien y el Mal) tienen una enorme influencia sobre la Autoestima y sin ella, no podemos hacer nada, somos simple basura.
Por Heans Keeler
Foto: Toa Heftiba – Unsplash
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