Vivimos con el gatillo preparado, cuestionando a quien estamos apuntando sin causa. Estas acciones pueden ser tan simples como escribir respuestas por un mensaje de WhatsApp, a través de correos electrónicos o en las redes sociales. Miami es un ejemplo patético. Cualquiera que ose obstaculizarnos cuando manejamos tocamos bocinas. Es como si estuviéramos en una película de acción, donde aparece un personaje que, sin ser el principal, desencadena la historia al generar caos con una bala perdida que lleva al hospital al protagonista o lo deja pegado al volante.
La agresión está a la orden del día. El descontrol se ha vuelto la figura principal de nuestra vida diaria y debemos retomar el autocontrol, esa capacidad que hemos ido perdiendo que nos permite controlar nuestras emociones, impulsos y conductas, necesario para desempeñar con éxito la mayoría de las facetas de nuestra vida, como por ejemplo, estudiar, trabajar, conservar nuestras relaciones, ser empáticos con nuestros semejantes y no volver nuestra vida y la de los demás miserables. Nos enfurecemos por simplezas.
El autocontrol ayuda a las personas a tener relaciones personales mucho más sanas, consigo mismo y con los demás. Tratemos de no actuar por impulsos y miren que no es fácil. Cuenten hasta diez (o un poco más dependiendo su nivel de enojo) o en el mejor de los casos piensen en la tortuga, sí, así como les digo, en ese animalito que para muchos puede ser dócil, pero que le ganó a la libre. De nuevo Marybel con una analogía de un animal, pues es que son tan interesantes y están llenas de aprendizajes que me cuesta no compartirlas.
Si estás leyendo esto frente a tu computadora o tu teléfono, haz una pausa para relajar el cuello. Mira hacia arriba y abajo. Ahora a un lado y hacia otro. Gira la cabeza en el sentido del reloj y al contrario. Luego, retráelo hacia tus hombros (caparazón). Sé que no eres tortuga, pero inténtalo. La analogía de este reptil es que mete su cuello dentro para controlar sus emociones y resguardarse de las hostilidades externas. La idea es que, al igual que la tortuga, hagamos una introspección y reflexionemos sobre nuestros sentimientos y emociones. Esto nos permitirá tomar decisiones más acertadas, lógicas y responder de manera más adecuada a situaciones externas.
Al mantener la calma, podemos ver las cosas con mayor claridad y tomar decisiones basadas en el análisis en lugar del impulso. Estas serán beneficiosas para nosotros y los demás. De esta manera, podemos evitar los arrebatos emocionales y actuar en consecuencia. Nos ayuda a desarrollar habilidades de afrontamiento y resiliencia. El autocontrol se presenta como una habilidad que se aprende y entrena a diario. Es la manera más efectiva de gestionar emociones negativas que nos pueden arruinar la vida. Además, nos ayuda en todos los ámbitos: desde decir que no amablemente hasta cuando queremos alcanzar metas a largo plazo y no desesperarnos. Si tratamos de identificar qué hábitos y rutinas tenemos en nuestra vida diaria, habremos dado un paso importante para controlar aquellos comportamientos que queremos transformar.
Por lo tanto, cuando nos enfrentamos a momentos de ansiedad, enojo o incertidumbre, es recomendable detenernos para recuperar la calma. ¡Piensen en la tortuga!, de esta manera, evitaremos tomar decisiones precipitadas e irracionales. Convierte a tu cuerpo, que es tu caparazón, en tu propia fortaleza y entrena tu autocontrol para que logres el éxito y seas más feliz.
En la Biblia, ese libro al que siempre hacemos referencia, no muestras ejemplos de Jesús, el hijo de Dios, quien probó lo que es el verdadero autocontrol. Con su ejemplo, nos demostró lo que significa tenerlo: “Cuando lo estaban insultando, no les devolvió sus insultos. Cuando estaba sufriendo, no los amenazó. Más bien, se puso en manos del que juzga con justicia” (1 Ped. 2:23).
Gracias, gracias, gracias por leerme, compartir nuestros relatos y publicitarse con nosotras. Recuerden que aquí estamos para redactarles una nota de presentación, la entrevista que les ayudara a potenciar sus marcas, llevarles sus redes sociales desde cero o escribirles su historia y convertirla en un libro.
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