Es cortés, cuando te inviten a un almuerzo, un asado o una comida, llegar con algo en la mano. Es decir, llevar un postre, una ensalada o en mi opinión, un ¡vino!. Es la manera más elegante de agradecer la invitación.
Dicho esto, es conveniente tener en cuenta las normas de etiqueta tanto si eres el anfitrión, como si eres el invitado.
Aquí tienes algunas recomendaciones:
Lo primero es considerar los gustos y preferencias del anfitrión:
Antes de optar por la botella de vino para llevar, es clave conocer sus gustos o preferencias. Investiga el tipo de comida que va a ofrecer; selecciona un vino que complemente el plato. Algunos vinos se maridan mejor con ciertos tipos de alimentos. Si al comprar el vino no te arriesgas o no se te ocurre que llevar, descarga la Guía para comprar vino en un supermercado y será más fácil cumplir con tu objetivo.
Asegúrate de llevar la botella de vino cerrada y sin abrir.
Lo digo porque no falta el que toma de su bar personal la primera botella que se le atraviesa por dejar todo para última hora y puede haber sido abierta antes.
Al llegar, No esperes que se sirva tu vino inmediatamente.
La decisión de abrir y servir el vino recae en el anfitrión. Al entregar la botella, simplemente expresa tu agradecimiento y deja que él decida cuándo y cómo servirlo.
Es gentil de parte del dueño de casa recibir la botella y reconocer lo que le han llevado para elogiar la elección (sea que le guste o no). De esta forma hará sentir al invitado que el tiempo dedicado a la selección, fue valioso.
No critiques el vino servido por el anfitrión:
Evita hacer comentarios negativos sobre el vino que se está sirviendo. No es positivo hacer comparaciones desfavorables. Agradece al anfitrión por su amabilidad y disfruta del vino que te sirve.
Si el anfitrión ha seleccionado y abierto los vinos para la comida, no esperes que tu botella se abra y se sirva.
Si te tomaste el tiempo de ir a comprar una botella para la ocasión y tienes muchas ganas de probarla (a mí, me pasa siempre) sé directo y al llegar, dile a tu amigo que llevas esa botella para compartir con él (ella). Tu anfitrión entenderá que la debe abrir mientras se sirve la cena o decidirá acompañar los platos si es que no tenía aún el vino.
Recuerda, a menos que el anfitrión lo sugiera, no insistas en que se sirva tu vino. Y mucho menos pidas la botella de regreso si otros invitados han llevado también. Es poco apropiado.
Hace unas semanas elegí un vino poco común para una comida con unos amigos que no veía hace años y a los que quise sorprender con algo especial.
Al llegar informé que la botella era para acompañar el postre. Terminada la cena fui por casualidad a la cocina y encontré que mi botella estaba a la mitad y había sido mezclada con otro vino. ¡La sorprendida fui yo!, pero nadie se percató de mi asombro. Y como quiero evitar que estas cosas pasen, las comparto.
Recuerda que la etiqueta y la cortesía son fundamentales en nuestra vida social. Tu objetivo principal al regalar una botella de vino debe ser el de mostrar aprecio y gratitud hacia el anfitrión, sin imponer tus preferencias personales. Disfruta de la comida, la compañía y la experiencia general.
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