Este 31 de octubre se celebra el año nuevo hindú y la diosa Lakshmi, deidad tántrica de la prosperidad tanto material como espiritual, encabeza la festividad.
En occidente, un mundo de realidades fragmentadas, pocos ven la relación entre el sexo y la prosperidad. Pero según la visión oriental, esta es una simbiosis indivisible. Todo surge de la apreciación de que la energía sexual es la energía vital, la energía de la creación, la cual es, como su nombre lo indica, el origen de todo, desde bebés hasta fortunas.
Cuando esta energía está bloqueada, mal dirigida o desaprovechada, el individuo presenta desde molestias de salud y disfunciones psicológicas, hasta problemas económicos.
El deseo sexual es el más fuerte entre los deseos humanos. Cuando alguien es impulsado por éste, desarrolla una gran imaginación, aunada a coraje, determinación, fuerza de voluntad, persistencia y capacidad creativa. Las emociones manifiestas en el sexo desatan los más intensos y potentes estímulos mentales, incluso más que otros tales como el amor, la música, la amistad, el deseo por la fama y el miedo. Tan fuerte es el deseo sexual que algunos asumen cualquier riesgo con tal de satisfacerlo.
La sexualidad sagrada a través del Tantra enseña cómo redirigir esta poderosa energía para que pueda ser aprovechada en diversas áreas más allá del dormitorio. Así esta fuerza inmensa y motivadora pasa íntegra con todas sus atribuciones (imaginación, valor, creatividad) a la praxis profesional, vocacional, oficio o negocio del practicante.
La Diosa Lakshmi
Según las enseñanzas védicas, todo ser humano merece una vida plena, y el éxito pasa por el logro de la prosperidad y la riqueza “artha”, en sánscrito; los placeres mundanos “kama”, la vida correcta y armoniosa “dharma” y la liberación espiritual “moksha”. Teoría personificada a través de la Diosa Lakshmi, cuyo nombre se deriva de la palabra “Lakṣya”, traducida como objetivo o meta.
En los cuatro brazos de Lakshmi se manifiestan los objetivos “Purushartha” mencionados con anterioridad.
Así bien, el deseo natural de una existencia próspera, cómoda y alegre, sin culpas ni miedos, es promovido como una profunda práctica espiritual, basada en la alineación de la conciencia con la energía femenina (la energía de la creación, la energía de la tierra, la energía de la Madre, de la Diosa).
Los ejercicios tántricos para la prosperidad trabajan la armonización de la abundancia material y de la percepción consciente, ya que la prosperidad, es en sí un estado de conciencia, en el cual se acopla la riqueza con la energía divina.
Esta alineación nos permite comprender que los bienes materiales, más allá del disfrute, son la manifestación de una energía divina que debe ser venerada, lo cual implica una vida responsable, donde se respete a los demás, al planeta tierra, y a uno mismo. La prosperidad sólo puede alcanzarse integrándose al flujo de la misma, y esto pasa por el beneficio compartido que ella aporta. Jamás podremos ser verdaderamente prósperos a expensas de los demás.
Bendigo tu prosperidad;
Luz y Paz para ti.
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