El otoño llega a Reino Unido y las tardes tibias para dar un paseo son cada vez menos. Es fácil acostumbrarse a ampliar las actividades cuando el clima acompaña, pero empieza a ser la estación de reinventarse. Con el cielo gris afuera y una taza de té puertas adentro, me siento a leer sobre la ansiedad en un sillón de muchos cuerpos, en un living ajeno. La manta a mis pies será desplegada en breve para cobijo. Tengo silencio y ocio por delante, ojalá se me pase este mal humor que se adueña de mi tarde.
Mi motivación va disminuyendo mientras paso las hojas, y llego a un capítulo harto conocido que destaca los beneficios de hacer ejercicio físico para reducir los niveles de ansiedad. Aburrida, me preparo para cerrar el libro pero le doy chance a un párrafo más: en él, se refuerza la importancia de la ecoterapia vinculada a la teoría de que todos tenemos una conexión innata con la naturaleza. Estudios en los países bajos y Japón sugieren que las personas que viven en áreas verdes disfrutan de una vida más larga y sana que aquellos que viven zonas urbanas.
Desde esa mirada, cuanto más nos distanciamos del medioambiente más probabilidades tenemos de sufrir de stress y problemas de salud mental. No me considero precisamente cosmopolita, pero la carpa y el calentador a gas tampoco forman parte de estos días de descanso. ¿Qué más podría hacer hoy por mermar esta irritabilidad que me acompaña?
Continúo leyendo: como alternativa a hacer actividades, un estudio realizado en Escocia a 20mil personas arrojó que hacer 20 minutos diarios de tareas domésticas puede reducir el riesgo de sufrir ansiedad o depresión en un 20 por ciento. Lavar, aspirar, cocinar… nos puede hacer más felices. Can you believe it?
Probablemente leer tantos números 20 juntos me debe haber despertado a ver lo importante, porque en eso descubro el reflejo del sol entrando por la ventana.
Donde vivo por estos días no tengo lavavajillas y aunque en 20 minutos podría lavar los platos del cheesecake de hace un rato, esta vez me decanto por la ecoterapia. Casi aturdida por los resultados del estudio en cuestión finalmente cierro el libro. El jardín oriental me llama a hacer unos ejercicios que no incluyen esponja ni repasador.
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