No existe nadie en Curacao que no haya sido tocado por la magia de la medicina natural de Dinah Veeris.
Dinah Veeris no solo tiene la magia de ser la persona que usa la medicina natural para curar a los curazoleños y a quienes visitan esa Isla, sino que pudo transformar a “Den Paradera”, su jardín botánico, en un oasis verde en medio de la aridez que caracteriza al lugar.
“Den Paradera” significa en lengua indígena «el lugar donde se siente como en casa» y en nuestra visita realmente nos sentimos en casa. Sentados en medio de un inmenso bohío, escuchamos hablar a Dinah sobre árboles, plantas, hierbas y sus funciones y sobre su vida. Con sencillez, nos contó que su interés por la vegetación lo heredó de su mamá, quien tenía un jardín de plantas medicinales y desde muy pequeña empezó a sentir curiosidad por lo que su progenitora hacía. Fue educadora y decidió dejar su profesión y su carrera para comenzar a estudiar medicina natural porque “no quería que estos conocimientos ancestrales que pueden salvar vidas se quedaran en el olvido y no fueran aprovechados por las futuras generaciones. Quería recuperar y preservar el conocimientos de mis antepasados”.
En el año 1981 comenzó con su investigación entrevistando a las personas mayores para recuperar y preservar el conocimiento secreto de las hierbas. No conforme con esto, realizó estudios sobre medicina natural en la universidad de California, Estados Unidos y viajó a Venezuela, Cuba, Colombia, Indonesia, realizando investigaciones que le sirvieron para escribir un libro sobre el uso de hierbas medicinales. En el año 1991 decide comenzar a cultivar plantas medicinales en su jardín.
El legado de Dinah
Actualmente en “Den Paradera” existe un promedio de 300 plantas que se usan en la preparación de infusiones, té, jabones, jarabes, cremas faciales, cremas reductoras y aceites, entre otros productos curativos. “Cuando abandoné mi carrera, mucha gente se reía de mí y decía que estaba loca, los médicos locales venían a ver y hacían preguntas, pero esto era realmente mi sueño, mi pasión, lo luché y lo logré. Ahora realizamos un trabajo en conjunto con los galenos locales. Conjugamos la medicina tradicional con la natural, puesto que la idea es ayudar a quienes lo necesiten y puedan curarse. Somos un complemento”.
Para ella, las plantas son vida y salud y aunque dice que cada una tiene una función específica, entre sus preferidas están la moringa, aloe vera, eucalipto y diente de león por sus múltiples propiedades curativas. No concibe un mundo con tantas enfermedades y mucho menos en niños. “Las personas no deben esperar enfermarse para comenzar a cuidarse, deben hacer prevención. Si aprendiéramos a usar la medicina natural y combinarla con los alimentos que ingerimos todo sería diferente. Debemos educarnos más, ver la etiqueta de los productos que consumimos, saber que los excesos no son buenos. Es un trabajo de vida para ayudar, prevenir y estar sanos”.
Así como Dinah se empeñó en recuperar los conocimientos de su mamá y de sus antepasados, su legado tampoco se perderá, lo continuarán sus hijos. Uno de ellos se graduó de médico naturista en Holanda y aprendió Ayurveda en la India. Junto con ella es el encargado de preparar todos los productos que se vende en “Den Paradera”. El menor de sus hijos se encarga de hacerle el social media. A esta sociedad familiar, le ha ido tan bien que próximamente sus reconocidos y efectivos productos serán exportados a Aruba y a Holanda.
A sus 75 años, tiene la piel y la vitalidad de una mujer de treinta. Se califica como una persona alegre; le gusta bailar, nadar, caminar y sobre todo escuchar porque es “la única manera de poder entender lo que le pasa a las personas y poder ayudarlas”. Vive su vida tranquila, en paz y feliz, porque hace lo que realmente la llena y aprendió que su misión de vida es poder ayudar a otros a través de la medicina natural.
Para mayor informacion pueden visitar: www.dinahveeris.com
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