Si bien cada historia es distinta a su manera, se produce una mezcla, que revela una experiencia común entre las personas. Cada uno desde su historia reclama identidad y la complejidad de la experiencia vivida.
Digamos
Digamos que
mientras las estrellas de lo finito
no parezcan alinearse con un orden diferente,
y las fuentes de luz no estén perdidas,
uno se abre paso por las hendiduras de la plenitud.
Digamos que
mientras no se cierre la cortina, y haya
historias en proceso,
las bellezas
de las alas harán su trabajo.
Digamos que
alrededor de la espalda se puede sentir
el lugar donde hay que estar
y no es necesario nombrarlo.
Digamos que
son muchos los días de asombro,
las horas en que hemos sido la primera luz
y hemos borrado el borde oscuro del sol.
Digamos que
hemos dejado en el pasado los días en los que
nos balanceamos en las vigas de la jornada
como un bote a la deriva o perdidos en un desierto,
AHORA, irradiamos en otras direcciones.
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