días claros, grises y oscuros
Porque hoy no sentí nada, lo
cual fue genial,
totalmente genial conmigo,
porque mi sangre era un helado con frutas.
Me miré en el vidrio del ventanal,
había pequeños músculos involuntarios
en mi cara sonriéndole
a un caracol subiendo con su carga, buscaba el cielo,
sentí, todos en lo mismo.
De alguna manera,
es más temprano de lo que debería ser,
Incluso en invierno.
Aquí me encuentro, rebobinando
Cada agosto de nuestras vidas
En las que no ha entrado el frío
O cuando se ha ido,
Nada queda al revés, el óxido nunca nos ha sido natural,
No llevamos un mundo encapuchado en el corazón
El amor reconoce que el tiempo es desigual,
Nada que castigar,
Cuántas veces hemos dicho: nuestro jardín cóncavo,
Ellos dicen: es vuestro bajo el aire del cielo
Nuestros dedos giran
Como tallos compuestos cuyo color
Tuerce las escaleras de serpientes
Y en nuestras conferencias,
tantos equivalentes
Para gracias.
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