Según los maestros orientales, el caos lleva al orden, el orden lleva al caos, el bien al mal, el mal al bien y así. Una de las magias de los poemas es el juego creativo y qué mejor de pensar los días como entretenciones, esas múltiples expresiones que sin perder su seriedad cultural nos adentran en el lenguaje que de algún modo libera el alma, alejándolo de las saturaciones para generar procesos de trance catártico, iluminando la zona oscura.
Día de entretenciones
Es el día siete, saqué el picaporte a la puerta
y encendí la luz
no era necesario pincharse el
cráneo con una aguja
tengo una pierna más corta que la otra
un lunar al suroeste de mi espalda
otros también tienen
me entretengo con cosas de la vida, cosas así,
la lagartija que se come su cola,
el perro que la persigue
también con historias, la amante de Hyde,
la querida de Einstein, los placeres de Hawkins
si de barro se cubre el camino
pala en mano lo hago a un lado
en las noches tapo a mi nieto
al mal recuerdo le he dicho:
métete al hoyo de una vez
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