Como todo en la vida, hay etapas donde una simple decisión nos ayuda a superar los momentos difíciles: detenerse, es la primera. Conozcamos las demás.
Hace mucho que no escribía, y ni siquiera me había percatado de ello.
Creo que cuando uno se deja llevar por la automatización del día a día, se deja arrastrar por el estrés de la cotidianidad o por el desparpajo de la negatividad, se vuelve inmune a sus propios intereses.
Escribir para mí siempre ha sido un oasis en medio de la tempestad, un suspirar en medio de la algarabía. Sin embargo, en los últimos meses permití que la tempestad me envolviera con sorpresa y se estacionara en mi espíritu. Para ella fueron unas vacaciones, haciendo de mí un torbellino de torpeza y desvarío.
Esa tormenta me debilitó la salud, me aguó el entusiasmo, hizo desaparecer mi sonrisa y el interés en mis proyectos.
Perdí el apetito y el sueño. Ni siquiera escribía de ello… perdí el deseo.
Prácticamente me perdí en el camino de la desesperanza, ¡YO!, que hasta en la vil oscuridad veo la luz del sol así sea desde mi imaginación ¿Cómo fue eso posible?
Una voz interior, esa que mantuve en OFF mientras caía en el precipicio, me llamó la atención un día. Me dijo: “DETENTE Y RESPIRA, hasta a la persona más positiva se deprime, lo superarás”.
Pero yo ya me sentía “detenida”, en el tiempo y en el espacio. Ya no hacía nada de lo que me gustaba… y si, tenía razón mi voz, mi propia voz, ya casi ni respiraba.
Era hora de “salir a conquistarme a mí misma”. Detener esa espiral de autocompasión y luchar por mis ideales. Volver amar a mi ser y sonreírle a la vida. Continuar. Pero no desde la inanición, sino desde la voluntad, desde el movimiento y los sueños. Volver a soñar que sí puedo, sin importar lo lejos que me encuentre de ellos, sin voltear a ver los desperfectos. Continuar. No hacerle caso a titulares, más que para buscar en ellos lo positivo de la noticia. Detenerme solo para respirar, respirar la vida desde la óptica de lo bonito, de lo comprensible y lo imaginable.
Escuchar mi voz interior fue solo un paso. Aprender de lo vivido ha sido el siguiente. No dejarme “atormentar” es el paso más firme que debo llevar a cabo. Detenerme solo a respirar, -y tomar un café con los amigos- para continuar el camino.
Hoy he vuelto a escribir. Creo que lo he superado.
Yosmar Herrera
@yosmarherrera @seryhumano
Instagram: @seryhumano
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