Desde Santurce a Bilbao con parada en Portugalete | La Nota Latina

Desde Santurce a Bilbao con parada en Portugalete

“Tú eres el más elegante, el mejor puente colgante “,  le reconocía al Puente de Portugalete, la letra de una popular “bilbainada”.  Se olvida la canción añadir que se trata del Puente transbordador más antiguo del mundo,  construido en 1893 y declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Dinamitado durante la guerra civil que terminó dos días después, hubo que reconstruir el tablero sobre el que se desplaza la barquilla, de las que desde su edificación se han instalado 5 para el traslado de vehículos y personas. Al igual que el resto de puentes levantados en la época, se trata de un puente con altura suficiente para permitir el tráfico fluvial. El resto de plataformas sobre la ría dirección Bilbao tenían las mismas características o bien eran elevadizos. Construido para sustituir el pasaje en barca  subsiste y  convive  con ellas, de hecho, la peculiaridad de los botes lo han convertido en una atracción turística, pese a llevar más de 200 años transportando a gente entre Portugalete y Las Arenas.

Puente colgante
Una imagen vale por mil palabras. Sin ellas, sin palabras, se quedan los visitantes cuando lo ven por primera vez y reconocen en la edificación la influencia que Eiffel tuvo en Alberto Palacio, el arquitecto que diseñó esta pasarela por la que cruzan las márgenes del río Nervión peatones y vehículos.

 

Otra “bilbainada”, quizá de las más conocidas, canta “…Desde Santurce a Bilbao, vengo por toda la orilla….”. Entre uno y otro punto hay unos 15 km que las sardineras recorrían diariamente a pie para que la mercancía estuviera temprano en el mercado. Ese largo trayecto se redujo considerablemente con la llegada del tren a  Portugalete, la localidad jarrillera, en diciembre de 1926. La infraestructura, para la que se diseñó un magnífico edificio conocido como La Canilla y hoy transformado en  oficina de turismo, se había convertido en necesaria por el incesante desarrollo industrial y las expectativas generadas con la creación del Puerto de Bilbao.

Desde Santurce a Bilbao con parada en Portugalete
Desaparecidas las vías, el edificio de estilo clasicista e influencias francesas construido en 1888 sobre terrenos ganados  al mar, está  hoy integrado en un área de esparcimiento sobre la que se alinean los norays, esos amarres en tierra que permiten fijar las embarcaciones

 

A apenas 500 metros se encuentra Rialia, el museo de la industria que ayuda a entender el pasado y desde cuyo edificio se atisban los vestigios, aún en pie y algunos en funcionamiento, de ese ayer en el que la reconversión primero y la crisis después ha dejado una importante cicatriz. La ciudad homenajea con una gran estatua en el casco histórico a Víctor Chávarri que creó una de las 3 empresas germen de Altos Hornos de Vizcaya, la mayor empresa de España durante décadas y productor casi en exclusiva del acero para toda la península Ibérica. Con la reconversión industrial, la empresa ha terminado en manos de Arcelor; sin embargo, uno de sus hornos originales, desmontado pieza a pieza, sigue hoy funcionando en Bangladesh.

Chávarri nacido en Portugalete y  miembro de una de las familias propietaria de minas más influyentes fue un hombre de espíritu emprendedor y muerte prematura que con 20 años, la edad media de vida de los trabajadores de finales del siglo XIX,  fundó varias empresas convirtiéndose en una de las figuras más relevantes del desarrollo económico del paí

 

 

Rialia
Rialia, atesora la historia

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Sirgueras: Tienen sello de mujer

Cuesta hacerse a la idea de que no hace  tantos años los márgenes de la ría estaban jalonadas de astilleros- algunos de los cuales aún subsisten- y de barcas cargadas de carbón y minerales. Más desapercibido pasaba el trabajo de las sirgueras, mujeres que, por un mísero sueldo, arrastraban esas embarcaciones  con cuerdas  mientras andaban, ayudadas por la marea. Un duro trabajo que en principio hacían los bueyes, después los hombres y que, con las guerras carlistas, terminó recayendo en las mujeres, de las que se decía que eran más baratas que las mulas.

Por las aguas de esta ría y cruzando el Puente Colgante siguen navegando las traineras, que ya no se dedican a la pesca sino que se han transformado en embarcaciones de competición y juego, desde hace años no ya en exclusiva para hombres. El Club de remo San Nicolás , del que existen documentos que confirman su existencia en 1892tiene sus instalaciones en los bajos de Rialia donde entrenan a diario jóvenes y adultos que navegan por aguas hoy recuperadas pero que la industria degradó hasta límites indescriptibles. El origen del remo está en la pesca tradicional para lo que se usaban traineras muy pesadas, que además de remos se servía del impulso del viento con un pequeño mástil y una vela. Con estas embarcaciones, que se comunicaban entre sí con luces, se llegaron a pescar ballenas y, por supuesto, fueron usadas para ayudar a remolcar barcos. De la rivalidad por  ver quien llegaba antes con la pesca a puerto surge la competición de regatas, con una tradición de más de 200 años. Vistosas en cualquier momento, es especialmente atractiva la competición de la  Bandera de El Corte Inglés, final de la liga de traineras que se celebra en setiembre.

Desde Santurce a Bilbao con parada en Portugalete
el club se dedica casi de manera en exclusiva a la competición  en la modalidad de banco fijo. En las traineras, embarcaciones de unos 12 metros y 200 kilos de peso, viajan 13 remeros y el patrón  que usan remos de fibra de carbono fabricados en Lituania

 

 

 

 

 

 

 

 

Portugalete: sus inicios

La historia de Portugalete empezó en 1322 cuando María Diez de Haro, “La Buena”, fundó  la villa cuya economía dinamizó la industrialización en el siglo XIX. La burguesía, por otras razones, se había fijado en ella años antes y levantó sus palacetes cerca de la playa y del balneario, ganándose una merecida reputación de villa veraniega  en la que se congregaban, en verano, muchos forasteros.

Siglos  después, el pequeño Casco Viejo de Portugalete, compuesto por 3  calles y una muralla que confirman su pasado medieval , constituye, junto con el Puente Colgante, el conjunto histórico artístico más visitado. En las empinadas calles, de las que ha ido desapareciendo el comercio, los restaurantes y bares son los encargados de transmitir las tradiciones culinarias con los  “pintxos “ acompañados de “potes”  ( pequeñas raciones de comida que acompañan a la bebida ) que han dado lugar a lo que se denomina “pintxo-pote”, una tradición que practican las cuadrillas de amigos y familias enteras . Uno de los bares con más arraigo, en el que no faltan  los “pintxos” de bacalao, anchoas o las típicas “gildas”, es el Bar Txiki donde se sirve sidra, vinos de todo tipo y txakoli en vasos y no, como  hace décadas,  en jarrillas lo que les valió a los portugalujos ser conocidos también con el gentilicio de “jarrilleros”.

La Gilda no es sino una composición de aceituna, anchoa y guindilla ensartada en un palillo. Muy popular en toda España, pero más en el norte, debe su nombre a la protagonista de la película Gilda, “salada, verde y un poco picante”.

 

No quedan ya viñedos que produzcan txakolí en la zona y poco resta de la muralla portugaluja con 3 entradas. Sin embargo, rincones  y plazas con solera como la de la Ranchería , en recuerdo al rancho que se servía a los soldados, se moldean a lo largo de las 3 empinadas y empedradas calles que formaron la antigua villa medieval  : Coscojales, Víctor Chávarri y Santa María. Subir o bajar por ellas permite observar la casa natal de Chávarri, el Palacio barroco de la naviera familia Sota, el renacentista de la familia Salazar, su Casa Torre o la Basílica de Santa María, además de paradas en las numerosas tabernas y restaurantes.

Uno de ellos, Casa Polvorilla fundado en 1924 y especializado en marisco, se ha convertido en un clásico por el que han pasado, discretamente, personajes populares de dentro y fuera de España. Su decoración, con toque de club inglés combinado con la esencia marítima y el clásico “txoko” vasco ,   rememora la conexión entre ambos países que intercambiaron mercancías , ideas y música. Una música que los comensales de Casa Polvorilla pueden interpretar en la batería que preside el comedor privado, con carácter íntimo y amistoso.

Sobre la barra del bar y la mesa del comedor se sirven nécoras, ostras, langostinos, gambas, percebes, cigalas, almejas, quisquillas,  magurios (caracoles de mar)  o kokotxas. La carta incluye platos de cuchara y pescados elaborados en diferentes preparaciones

 

 

 

 

Lugares de Interes

A pocos metros y junto a la Basílica de Santa María, desde la donde se obtiene ,quizá, la mejor vista del Puente Colgante, se encuentra el Restaurante Torre de Salazar, adosado a la Torre del mismo nombre. Su cocina se basa en producto de mercado que no dudan en adquirir en el mercado de las aldeanas que cada martes, jueves y sábado se instala a los pies del Hotel Boutique Puente Colgante. El pescado fresco es otro de sus fuertes lo que no significa que se ignoren preparaciones de bacalao en salazón, tanto al pil-pil, como en salsa vizcaína que se degusta con unas magníficas vistas a la torre del reloj de la basílica.

El pimiento choricero es el protagonista indiscutible de la salsa vizcaína mientras que un buen aceite de oliva lo es del bacalao al pil-pil. A veces, resulta tan difícil decantarse por una de ellas que la solución pasa por probar ambas

 

De estilo gótico-renacentista, la Iglesia de Santa María está construida en el punto más elevado de la villa. De la iglesia original solo se conserva la talla del siglo XIV de la Virgen María que preside el retablo  mayor de la basílica

 

 

 

 

 

 

 

 

Mencionábamos antes el  Hotel Puente Colgante Boutique , lugar perfecto desde el que ver el Puente de B izkaia ( o Puente Colgante) cada amanecer y atardecer desde una de sus terrazas, como a buen seguro lo hicieron en su día Alfonso XIII y la Emperatriz Zita de Borbón-Parma.

El edificio, una mansión, fue la casa en la que el marino, empresario y político Manuel Calvo quiso establecer su residencia a su regreso de la Habana, a donde llegó con 14 años como emigrante pobre y donde hizo fortuna con el cultivo de la caña de azúcar a mediados del siglo XIX. Regresó a Portugalete siendo ya octogenario y con la determinación clara de que a su muerte, su casa se convirtiera en un hotel que con sus beneficios  repartiera raciones de pan y olla entre los menesterosos. Desde principios del siglo pasado la mansión es , como él quería, un hotel  que en 2019 ha acometido  una gran reforma para seguir ejerciendo la hospitalidad y compartiendo la vida social de la villa, por la que pasan grupos de txikiteros y de “otxotes”, una coral de 8 voces graves.

Hotel Puente Colgante Boutique , lugar perfecto desde el que ver el Puente de B izkaia ( o Puente Colgante) y la barra del Tap Station, como en cualquier otro bar, está poblada de pintxos  que, en las jornadas soleadas se sirven también en la terraza que bordea el hotel; un lugar perfecto para probar la cerveza artesana que sirven .

La renovación integral del edificio, que se define ahora como hotel boutique con 74 habitaciones, rinde homenaje a Calvo y apuesta por llegar a un público selecto e internacional, lo que queda ya de manifiesto en el hall, con aire habanero. La cafetería del hotel, retoma el ambiente  cubano no sólo  con su decoración o el nombre, El Paladar de La Habana, sino en el menú que incorpora ciertos toques cubanos. Estamos en un gastro-bar con una original carta de raciones que combinan sabores contemporáneos, vascos y cubanos.

las alubias eran un plato recurrente de los ferroviarios  que transportaban carbón entre Bizkaia y León . El ingenio de aquellos maquinistas de trenes de vapor ideó una putxera u olla en la que se cocinaban lentamente las legumbres gracias al vapor que desprendía la máquina. Hoy las alubias son una tradición se hayan cocido o no en putxeras

La experiencia eno-gastronómica del hotel se amplía con el nuevo cocktail-lounge, el Cromwell, que recupera el nombre de un icónico bar portugalujo y donde se ofrecen cócteles acompañados de música en un entorno distendido y ambiente inglés, en el que escuchar una de las nanas más tiernas cantadas en euskera es un placer.

 

Desde Santurce a Bilbao con parada en Portugalete

 

En ese interés por ejercer la hospitalidad y mostrar al visitante lo mejor de la villa, incluido su mar, hace que  en PCBH nada quede al azar y ofrecen “Marmitako Sailing” , un nuevo concepto de ocio que aúna mar y la gastronomía a ritmo de buena música a bordo de un velero. En tierra firme, sobre la que se asienta el hotel, se pueden realizar catas de cervezas  o degustar café Baque, café tostado en Bizkaia, mientras se aprende el arte de realizar dibujos con la crema que los corona.

Por ello, por todo ello, podemos decir que PCBH ( Puente Colgante Boutique Hotel) es el eje de la vida animada de Portugalete.

 

 

 

 

 

 

Araceli Viqueira
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