Del día que nos despedimos… | La Nota Latina

Del día que nos despedimos…

José Tadeo Bravo
José Tadeo Bravo, periodista.

La muerte es y será siempre nuestra gran compañera de oficio, esa colega que va sigilosamente a dónde nosotros vamos y que cada tanto envía un fax con su actualización de datos, esa lista de la que no escaparemos y a la que todos queremos huirle.

Conocí y entendí que en ese fax existen tres columnas en la que figuran todos los que divagamos por este mundo de alegrías, fiestas, lágrimas, anécdotas, recuerdos y sabores.

Hoy, comparto con ustedes el nombre de cada columna y su descripción, según lo he asimilado…

la despedida, muerte, adiosLa Principal: en ella estamos con un signo de espera, una suerte de luz roja -como la del semáforo- que no sabemos cuándo cambia a amarilla para alertarnos que algo va a acelerar nuestro corazón, para luego ver la luz verde y nos toca pasar con el soplo que detendrá nuestra vida. En esta lista casi nadie quiere estar, es la temida y aborrecida por todos. Irónicamente es la única que tenemos marcada como una huella de tinta indeleble que sólo la borra el descanso eterno.

La inimaginable: en esa están nuestros amores eternos, los que caminan a nuestro lado de la mano, e incluso van tras nosotros podando las hojas marchitas del árbol que hemos sembrado. Algunos de ellos -esos amores- son tan magníficos que no vemos el momento en que riegan nuestras raíces pero sabemos que lo hacen, nunca nos imaginamos sin ellos. Jugamos a la suerte del inconsciente, ese que sabe lo que vendrá pero que prefiere no verlo.

La sorpresiva: en la vida, o por lo menos en la mía, han estado presentes personas maravillosas, que han tenido la bondad de un ángel, la magia de un hechicero, la sonrisa de un ingenuo ayudante. Esos afectos que se cosechan y siembran junto al árbol de nuestra vida y que muy pocas veces nos detenemos a mirar y apreciar con detenimiento. Sin embargo, ellos están allí y cuando los vemos en el fax preparados para la despedida nos sorprendemos y queremos recoger todas las flores que dejaron alrededor de nuestro tronco para devolverles aunque sea la mitad de lo que nos dieron.

Cuando llega la despedida…

la despedida 1Así, como cualquier día de la vida llega el momento de decir adiós, de leer la lista y ver el nombre que no imaginaste y es cuando te detienes a pensar: «¿supo realmente que sí veía su compañía?».

Es cuando tomamos el freno de mano del vehículo y hacemos que se detenga todo para querer decir gracias y congelar en el álbum de nuestra psique todo lo que recordamos de esa vida.

Cuando llega el día de la despedida abrimos como alas el corazón y en muchas ocasiones lo dejamos volar tan alto que no sabemos si volverá pronto, lo que si llevamos con certeza es que el mensaje llegará lejos.

Ahora, que he despedido a tantas personas valiosas y maravillosas en mi vida he aprendido que la vida está construida con cada muestra de amor que regalamos, con cada carrera para dar un abrazo, con esas fotos que enviamos siempre con el «no se la enseñes a nadie», con ese mensaje inesperado a las 5:00 de la madrugada, ese chocolate que compramos en el chiringuito de la vecina y sacó una sonrisa a alguien que pensaba no podía sonreír.

la despedidaQuiero recordarles, así como me lo recordaron a mí, que la mejor despedida no es la que está llena de lágrimas y desespero… Sino aquella que está impregnada de sonrisas que arrugan toda la cara, de miradas ilusionadas que brillan como el veraniego sol de la Toscana. De esa magia que da fuerza para bendecir y agradecer.

La reflexión es valorar el preciado tesoro de la vida, no desde el punto científico y religioso (que es de importante), sino a apreciar lo que tenemos regalando lo que grita y siente nuestro corazón, correr tan rápido podamos para dar un beso antes que parta el bus, encender el móvil a medianoche para recordar que nos fuimos a la cama pensando algo especial… No importa en qué lista estemos, ni importa cuando la luz del semáforo, siempre y cuando recordemos que la carrera se vive al límite cuando los motores del corazón están siempre encendidos.

la despedida senderoQuiero regalarles un extracto de una carta que sin duda alguna marcó mi vida, quienes me conocen saben de qué les hablo:

“Y he aquí lo que aprendí, que ciertamente uno cree haber trazado una línea recta para vivir la vida y no, no es así. No hay camino -Antonio Machado dixit- y ¡Mucho menos en línea recta! incontables son los senderos, algunos absolutamente soleados y otros, definitivamente sombríos. Se abren como amapolas ante nuestra incredulidad. Ingenuos, creyendo que alguien más tomó decisiones por nosotros, así, de pronto, sin aviso ni protesto. Nos toma conteniendo el aliento –y de repente- nos vemos caminando por algún desvió…” Loli García, Caracas, Venezuela, 2010.

Queridos lectores no olvidemos que en esta vida estamos de paseo y que como todo viaje, llegará a su fin, por ello disfruta, regala paisajes y anécdotas que ilustren tu viaje aun cuando este termine.

José Tadeo Bravo Socorro

Sirva este artículo como un tributo a todos mis afectos que hoy están en el cielo y a quienes llevo diariamente en mi corazón. Gracias por haber sembrado una rosa junto al árbol de mi vida…

 

twitter: @tadebravo

Instagram: @jtadeobravo

Jose Bravo
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3 comentarios sobre «Del día que nos despedimos…»

  1. Excelente tu articulo Tadeo es verdad todo lo que dices y mas en estos tiempos escuchamos mas a menudo cuando alquien quien fue amigo, compañero de trabajo o familiar que es mas fuerte a partido y es ahi cuando decimos que no aprovechamos el tiempo debemos valorar cada dia que pasa porque no volveran solo quedara el recuerdo de lo que hiciste y el resultado de ello…

  2. Excelentes líneas… Tienen la esencia precisa de una escritura bien conocida y querida, la descripción implícita que te transporta y te llena el corazón de emociones conocidas.
    Besos

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