De todas maneras... ¡Tite! | La Nota Latina

De todas maneras… ¡Tite!

De los tantos personajes que esta carrera me ha regalado la oportunidad de conocer, destaco uno que hace poco recordé de manera fortuita: Tite Curet Alonso. Por el año 2001 me tocó como asignación periodística hacerle una entrevista a ese señor del que poco conocía. Revisé apresurado la biblia de la Salsa que escribió el periodista venezolano César Miguel Rondón y ahí comenzó el embrujo.

Me enteré que el nombre de Catalino estaba inexorablemente ligado a mi musa del bolero “La Lupe”, esa mujer que amé desde niño porque mi papá la escuchaba. Lo más cierto es que Catalino, ese era su nombre de bautizo, conocido como “Tite”, se catapultó a la fama por esta mujer extravagante que lanzaba los zapatos al aire en el escenario, en una especie de trance espiritual cada vez que cantaba.

Tite: su legado

Tite nació en Puerto Rico, pero luego dejó su nacionalidad para ser de Venezuela, Colombia, República Dominicana, Nueva York y  muchos países donde bailan y cantan sus canciones hasta el sol de hoy. Confieso que preparé la entrevista lo suficiente, pero no tanto como hubiese querido por la premura de la salida. Llegué conociendo San Juan de Puerto Rico junto con mi camarógrafo y un músico venezolano que hacía las veces de guía turístico. Leí que Tite fue cartero, periodista y tardíamente compositor. Digo lo último porque fue a los 40 años que comenzó a componer, dejando un legado de más de 1200 composiciones. Si hubiese comenzado antes, fácil se duplica o triplica su producción musical.

El día posterior a mi llegada a Puerto Rico se realizaría un homenaje al creador de Anacaona, Las caras lindas, Periódico de ayer, De todas maneras rosas y cientos de canciones más, entre boleros, salsas, guaguancós y bachatas. Recuerdo clarito que el maestro Tite llegó en una limusina blanca a la Universidad de Puerto Rico, donde él colaboraba en un programa llamado Tropicalísimo. Pensé que de ese auto imponente bajaría un personaje más arrogante que el vehículo que lo transportaba, pero me equivoqué. Curtío por el sol y los años, ese señor lo que emanaba era sencillez. Un bastón de madera, bastante rústico para tamaña figura pública, no se separó de él en toda la jornada, pues su salud estaba bastante menguada para el momento. Tenía más o menos 75 años cuando lo vi, pero su edad no le hacía absolutamente ninguna mella a su memoria de músico.

Esperamos el homenaje que reunió a otras figuras no menos importantes como Andy Montañez, Cheo Feliciano, Joe Quijano y muchos otros. Luego de las merecidas y consabidas palabras, entregas de placas con la ceremonia de rigor, el maestro me concedió una entrevista de casi una hora en la que me contó que su papá fue músico de la Orquesta de Simón Madera y cómo dejó las clases con el profesor Rubián. Con una picardía de niño me dejó saber que se enamoró solito de una morenaza, vecina del docente y por eso no fue más a clases. Esos datos no salen en internet, pero yo los obtuve de su propia voz, en una suerte de confesión de iglesia. Me dijo que le pagaron 50 pesos por la canción “La Tirana” que consagró a La Lupe, pero que luego se “descobró” porque con “Puro Teatro” le pagaron 500 pesos. Decía que la ausencia de música cubana en Nueva York a finales de los 60, derivó en el nacimiento del nuevo género que posteriormente llamarían “Salsa” y le permitió acceder a uno de sus grandes sueños: componer para el primer disco que hizo Cheo Feliciano con el sello de Fania.

Tite… de todas maneras

¿Quién no recuerda Anacaona? Si les enumero sus canciones me faltará espacio para hablar del personaje sencillo que fue.

“El día que me entienda un mendigo, me entenderá un príncipe”. Esa frase me marcó y me hizo entender el por qué de su éxito en la música. Las canciones de Tite Curet hablan de los barrios, del albañil, los entierros de la gente pobre, de esas “caras lindas”. Ahí se ancla en el pueblo, porque de aquí a la Patagonia, ¿quién no sufre el desamor y dónde no hay pobres?

El Tite llegaba a la gente porque era de la gente misma, un periodista que le ponía música a sus crónicas y a sus reportajes. “Yo no conozco una batalla donde el que no luchó la gane”, hay que seguir luchando para poder tener satisfacción, así decía.

Catalino, El Tite, sacó muchos trozos de sentimientos que conforman un rompecabezas que llamamos vida, así escribí un párrafo para mi reportaje. Hoy sostengo esta frase, pero no los voy a predisponer a su favor. Escoja tres piezas de sus creaciones y verá que no le miento. Un compositor que le cantó al pueblo, retrató con su música sus penas, alegrías y luchas.  Si no me cree…de todas maneras Tite!

Eleazar Valera
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