Resulta muy divertido irse de compras y gastar dinero en cosas que nos gustan o que nos levantan el ánimo, sobre todo en esos días en que andamos cabizbajos o estresados. Quizás esos sean los “peores días” porque podemos extralimitarnos y pasarnos de la raya, gastar nuestros ahorros y echar nuestros planes financieros por la ventana.
Una cosa es darnos un gusto de vez en cuando. Disfrutar de un momento de compras no planificadas. Mucha diferencia de compra compulsiva. Hay que ser sinceros con nosotros mismos y saber cuándo se ha sobrepasado el límite entre lo “ocasional” y lo “impulsivo” y realmente, detectar cuándo ese comportamiento se ha vuelto obsesivo.
Muchas de estas salidas para satisfacer gustos y caprichos pueden extralimitarse, volverse rutina y afectar seriamente al desequilibrar las finanzas personales, las familiares y sobre todo, las del negocio. Un aspecto clave, pues puede perjudicar seriamente nuestros emprendimientos o empresas.
¿Qué puedes hacer si quieres evitar esta situación?
Podrías tomar medidas para empezar a evaluar tu comportamiento. Te comparto algunos tips que he aplicado a mi propia vida. Las situaciones país pueden ser muy variables y las economías cambiantes. Así que a veces nos toca pasar por momentos en que habrá que tener los pies bien plantados en tierra y saber cuándo se puede gastar y cuándo no. Es cuestión de evaluar si vale la pena “darse el gusto” o vivir con un dolor de cabeza por tener una deuda y no saber cómo la vas a pagar.
Al salir, llévate una lista con las cosas que realmente necesitas comprar. Así planificas los gastos. Lo que no esté en lista, no es necesario. Funciona porque sobre todo en las tiendas grandes que ofrecen tanta mercancia, uno sufre al ver tantas cosas llamativas, pero la mayor parte de las veces innecesarias.
Al salir, deja las tarjetas de crédito en casa. Es fundamental tener un récord de cumplimiento con nuestra línea crediticia y es también un gran riesgo tener varias tarjetas de crédito disponibles. Esa tentación de pagar los gustos con varias tarjetas de crédito te hace perder la perspectiva: te puedes sentir poderoso y hasta “rico”, cuando realmente estás empeñando tu futuro, pues el banco será implacable a la hora de cobrarte. Si gastas de más, tendrás que afrontar cómo pagar las cuentas y el pago mínimo no te beneficia, tendrás las tarjetas siempre al límite y verás como eterna la situación por no poder saldar la deuda. Terminarás pagando esos caprichos muy caro.
Lleva efectivo. Dispón de montos en efectivo para cancelar las compras. Así sabrás que tienes que administrarte y evitarás las tentaciones.
Si eres de los que se siente relajado cuando vas de compras, como si estuvieses en terapia o en una clase de yoga, busca alternativas terapeúticas. Define realmente qué te gusta hacer. Es mejor ir al cine, ver televisión, ir al ginmasio, dar una caminata o cualquier cosa que hacer compras por placer.
Si eres de esas personas ordenadas, entonces lleva una hoja de cálculo con tus compras. Anota todos los gastos, los fijos en primer lugar, y determina cuál monto te queda para disponer en otras cosas. Así sabrás qué puedes planificar con ese dinero. Incluye un pequeño monto para “quitarte la espina” y darte un gusto. Ah. no hay excusas. Anota todo en tu celular, hay aplicaciones que pueden ayudarte.
Ahora si ves que te es muy difícil seguir con estos consejos, si ya sacaste las cuentas y estás muy endeudado y hasta te cuesta saber cómo manejarte, quizás seas un comprador obsesivo compulsivo. Lo mejor es frecuentar con especialistas como un psicólogo o un terapeuta en finanzas.
Siempre hay tiempo para crecer y administrarnos correctamente, y así lograr superar los escollos que se nos presentan en la vida.
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