Amanece el nuevo año, corres los visillos de tus ventanas. Miras el aire, el ojo del demonio duerme, entonces puedes terminar la oración, nada apesta a gasolina o cigarrillos. El día se abre olvidando el malestar de la página cerrada, recoges cada detalle que las olas y los pájaros van dibujando, unes sus puntos con tu imaginación y te das cuenta de lo que ha arruinado todas las cosas bellas, no intentas demostrar que la belleza puede cambiar nada, solamente la disfrutas.
Corriendo los visillos de la ventana
1
Olvidarse un rato de la escritura.
Hacer descansar mi lápiz. Sumergirse en
los olores cotidianos, son tan sensuales
te acompañan en el camino empedrado sin límites
Uno conduce con lo que el universo toca y vierte
pueden ser cálidas corrientes de aire, o no serlo
/las huellas lo dirán
ese impulso de arrancarle una estrella a la galaxia se
sabrá si quedó ahogado
2
la vida transcurre y los hechos dialogan en la cumbre.
Preferible ¿el viento o las nubes?
3
No alcanzo a ver bien pero no importa
camino en un claustro de mil aristas, el sonido de los tiempos
esculpe con pocas o muchas filigranas
incluido lo que se marchita en algún lugar
4
Los ojos cuentan historias queriendo ver viendo
Saben de la más ficticia que siempre anda desnuda
Juntan los ladrillos hechos pedazo para escribir
Lo completo y lo que en el camino quedó sin órganos
/en un intento de verso
5
Cuatro imágenes pixeladas exhalan no quieren
desfallecer temprano. El viento no siempre en
la misma mano son tantas las errancias
en tierras no siempre conocidas
6
Pasos castigados por el signo, no todas las gotas de la lluvia
tienen nombre de un destino, no puede hablar la pena,
incapaz de llorar. Miro con tristeza a los atrapados.
{…}
Se corren los visillos no se verán las mil caídas
El hueso no se termina de roer.
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