Un dicho popular para referise a la buena salud de los borrachitos constantes es que éstos “se conservan en alcohol”. Sin embargo, la creencia popular que un trago o dos al día no hacen daño y que por el contrario, son beneficiosos para la salud, se encuentra entre la espada y la pared desde la semana pasada.
El 23 de agosto, la revista médica The Lancet publicó los resultados de un estudio realizado entre 1990 y 2016 en 195 países, patrocinado por la fundacíón de Bill Gates y su esposa Melinda (Bill & Melinda Gates Foundation).
El objetivo era determinar el impacto del consumo de alcohol en la salud y debatir sus supuestos beneficios. Los datos fueron recolectados cada cinco años a nivel mundial.
Los resultados generales del estudio indican que el consumo de alcohol es el factor de riesgo número uno en las muertes prematuras de hombres y mujeres entre 15 y 49 años. De acuerdo con las cifras más recientes, una de cada diez personas murió en 2016, lo que equivale a 2.8 millones.
Las causas varían entre enfermedades causadas por el consumo excesivo de alcohol como cáncer, enfermedades cardiovasculares, infecciosas como tuberculosis, lesiones auto-infligidas, accidentes de tránsito y lesiones no intencionales como ahogo e incendios.
Ahora, según género, los primeros cinco países con mayor índice de muertes femeninas son China, Rusia, India, Ucrania y Brasil. En el caso masculino son China, India, Rusia, Brasil y Estados Unidos.
Adicionalmente, la diferencia en el número de muertes por género dentro de estos mismos países es impresionante. En China, murieron 650.822 hombres (once veces más) y 59.064 mujeres. En Brasil 76.492 hombres (tres veces más) y 20.633 mujeres. En Estados Unidos 71.166 hombres (tres veces más) y 18.849 mujeres.
En Colombia murieron 11.000 hombres (cinco veces más) y 2.200 mujeres. (Link del apéndice del estudio)
Una de las muchas cosas que me han sorprendido durante mis años de vida en Estados Unidos es la costumbre del consumo de alcohol diario de las personas. Muchos de nuestros amigos cercanos beben uno o más tragos al día, ya sea de vino o licor.
Por el contrario mi esposo y yo somos bebedores sociales. En ningún momento estoy criticando ni diciendo que soy una beata pues quienes me conocen saben que, cuando me prendo, me tomo hasta el agua del florero.
Pero la verdad es que soy vanidosa. El trago me engorda y me reseca la piel, así que prefiero tomarme mis pringues solo cuando hay un buen motivo y compañía.
En conclusión, el estudio plantea que las creencias en los beneficios del consumo de alcohol en pequeñas cantidades no han sido comprobadas, mientras que los efectos nocivos sí.
No obstante, tengo el ejemplo viviente de mi tío abuelo quien a sus más de 90 años goza de excelente salud. Durante décadas compartió un vaso de vino con su esposa todos los días al desayuno y solo dejó de hacerlo hace aproximadamente quince años. Tal vez en su caso la salud no se la ha dado el vino, sino el amor gota a gota.
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