Hay momentos clave en la vida que nos generan stress, ansiedad y diversas emociones intensas. Y no estoy hablando de grandes acontecimientos como una boda, un parto o algo similar. No. Me refiero a una situación que puede repetirse en nuestra historia tantas veces como sea necesario: Asistir a una entrevista laboral.
Obviamente, nunca podremos comparar la primera vez que fuimos a una entrevista laboral (que probablemente haya sido para obtener una pasantía) a aquellas a las que hemos asistido más recientemente optando, muy probablemente, por un trabajo muy cercano al de nuestros sueños. ¿La diferencia fundamental entre las primeras ocasiones a las más nuevas? ¡La experiencia! El paso del tiempo y lo que hemos aprendido con ello, seguramente ha dejado en nosotros una huella que nos recuerda su marca en momentos muy precisos.
Cuando obtenemos una cita para ser entrevistados y postularnos por un puesto de trabajo, ya ese hecho de por sí nos genera una satisfacción, pues esa convocatoria se traduce en que el representante de nuestro potencial lugar de trabajo, vio algo en nosotros que le interesó y que desea conocernos personalmente y más a fondo. Evidentemente, nuestro resumen curricular le dejó una buena impresión. Ahora tenemos en nuestros hombros la tarea –no siempre fácil- de dejar una estupenda impresión en nuestro entrevistador.
Si bien es cierto que lo que despertó el interés de esa compañía en nosotros fue nuestra preparación académica, nuestra experiencia profesional o una maravillosa combinación de ambas, también hay que estar conscientes de que esta “impresión a distancia” debemos remarcarla dejando una fabulosa impresión personal al momento de la entrevista. Y, aunque no necesariamente vayamos a optar por un trabajo de modelo de alta costura, promotor de una marca de alimentos ligeros o actor para una cuña televisiva de cosméticos, es vital que vayamos estupendamente vestidos, lo que no nos garantizará que obtengamos el trabajo, pero sí nos acercará considerablemente a que ese cargo sea nuestro.
Pero, ¿qué es vestir estupendamente para una entrevista de trabajo? Primero que todo, aclaro que el buen vestuario (y no tiene que ver sólo para una entrevista laboral sino para la vida en general), no está linealmente relacionado con marcas de diseñadores reconocidos, sino más bien con ropa que luzca de calidad, impecablemente limpia y planchada y –aunque parezca obvio quiero recordarlo- sin ningún tipo de costura o hilos sueltos. El buen gusto y la armonía en las piezas también serán un toque acertado. Y, por supuesto, sea lo que sea que usemos, debe reflejar nuestra personalidad y a la vez que estamos listos para ocupar el nuevo cargo de trabajo.
En el caso de las mujeres, debemos evitar ropa muy ajustada, pues más allá de que nos favorezca o no, podría hacernos lucir incómodas y, peor aún, poco profesionales. Los escotes y las minifaldas están totalmente descartadas. Al menos que optemos por una portada para una revista de caballeros, mostrar demasiado nos hará lucir vulgares y muy desacertadas para una entrevista de trabajo. También se debe cuidar el maquillaje. Éste debe ser ligero y natural, aún más si la entrevista es en la mañana. Yo amo los colores neón en las uñas, ¡pero jamás recomiendo usarlos para una entrevista laboral! Nuestro atuendo en general debe ser discreto, sin caer en lo aburrido. Los accesorios y los zapatos serán grandes aliados para darle vida a nuestro look. ¡Sin exagerar! No deben ser muy grandes ni de colores escandalosos. ¡Los accesorios plásticos dejémoslos para la playa! ¡Ni bajo sedación llevémoslos para una entrevista de trabajo! Amo los zapatos ultra altos, pero si no están acostumbradas a usarlos, una entrevista laboral no es el momento para practicar caminar con ellos. Sin embargo, tampoco aconsejo ir en flats. Recomiendo ir en unos zapatos de tacón moderado, pero no totalmente planos sin tacón.
Y los hombres
Para los hombres que asisten a una entrevista laboral, mi recomendación es que usen camisas, perfectamente planchadas y de colores neutros, como el gris, el beige y hasta el blanco, haciendo juego con un pantalón de corte clásico igual de impecable. Según el tipo de cargo a optar, es posible que deban usar corbatas. Procuren que éstas armonicen con el resto de la ropa, olvídense de llevarlas en colores llamativos y menos que menos con figuras, comics o similares. Si son más trendy y arriesgados, pueden optar por una pajarita o corbatín, pero que ésta sea en un color neutro igual. Si van a usar saco, éste debe ser lo más a tono posible con el pantalón. Dejen en casa las chaquetas de jeans o de cuero, pues son muy casuales para la ocasión y no les brindará una imagen profesional.
En ambos géneros, la higiene es imprescindible. El cabello de estar perfectamente limpio, así como las uñas muy bien cortadas e impecables. Algunos olvidan los zapatos porque creen que los ojos del entrevistador no llegará hasta ahí, pero es fundamental que nuestro calzado esté limpísimo, pues –así como el resto del atuendo- es un reflejo de cómo somos.
Todas estas recomendaciones son básicas para lucir ideales al momento de acudir a la tan esperada entrevista laboral. Más no podemos dejar a un lado que hay otro elementos importantísimos que determinarán nuestro triunfo: la seguridad que demostremos en nosotros mismos, nuestra preparación previa a la entrevista investigando sobre la empresa en general y su mercado y, por supuesto, nuestro dominio a la hora de dar a conocer nuestros conocimientos y contar la experiencia laboral que hemos acumulado hasta el momento.
¿Quieren un toque adicional y simple pero valioso? ¡Sonrían! Cuando saluden al entrevistador, estréchenle la mano con confianza, mírenlo a los ojos y denle una gran sonrisa, como diciendo “Aquí estoy ¡justo el que usted estaba buscando!”.
Albelidys Guzmán
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