Cuando éramos niños y aprendimos a escribir por primera vez, la primera forma que usábamos para expresarnos fue a través del lenguaje escrito, por ejemplo, los dibujos.
El lenguaje escrito es un medio de comunicarnos con el mundo y encierra algo de nosotros mismos. A través de la escritura podemos expresarnos y hacer catarsis emocional, ya que es una forma de soltar los sentimientos negativos, liberarnos y sanar las heridas traumáticas.
La escritura reflexiva nos proporciona:
- Un sentimiento de serenidad y de entusiasmo, y nos hace sentir gratificados y realizados al desarrollar una tarea creativa, lo cual nos hace mejorar nuestro estado de ánimo.
- Nos ayuda a salir de la ansiedad y el dolor emocional.
- Nos obliga a detenernos, a organizar nuestras ideas, a ordenarlas y nos permite sumergirnos en nuestro mundo interior, facilitando la toma de conciencia sobre aspectos inconscientes.
Influye en la salud y en las relaciones con los demás. Las palabras nos acompañan en nuestro camino hacia el bienestar y el autoconocimiento.
Beneficios de la escritura terapéutica
El concepto de escritura terapéutica fue introducida por primera vez por el psicólogo neoyorkino Ira Progoff, discípulo de Carl Jung, que en 1960 creó el “Método Intensivo Diario” (Intensive Journal Metod) un sistema de auto-exploración y expresión mediante la escritura continuada y regular en un diario. Desde entonces, muchos psicólogos han ido utilizando la escritura para ayudarse en las sesiones de terapia, sobre todo proponiendo a sus pacientes que en casa realicen ciertas reflexiones por escrito.
James W. Pennebaker, profesor y Jefe del Departamento de Psicología de la Universidad de Texas,fue uno de los pioneros en estas investigaciones donde analizó la relación entre escritura y salud psíquica y física. En los estudios realizados descubrió que aquellos que confrontaban sus traumas mientras escribían, desarrollaban una congruencia entre las ondas de actividad de ambos hemisferios cerebrales (integración en el procesamiento de la información lingüística y emocional), lo que promovía que sus ritmos cardiacos fuesen más bajos y se encontrasen más relajados muscularmente. Los linfocitos T se mostraban más enérgicos, por lo que su sistema inmune se reforzaba y sus cuerpos eran más capaces de luchar contra las infecciones.
Según Hans Selye en su teoría del “Síndrome General de Adaptación”, la escritura en todos estos casos, sería la herramienta que ponemos a disposición de nuestro organismo para afrontar de una forma activa el estrés generado por la situación traumática, evitando así el sobreesfuerzo que hace el organismo cuando inhibimos la respuesta y el organismo se adapta a la situación estresante. Si el estrés continúa, puede llegar el agotamiento y por tanto a la enfermedad. La escritura nos ofrece una forma de mirar al dolor, reconocerlo, entenderlo, analizarlo en vez de apartarlo, olvidarlo, despreciarlo y así damos cauce a la energía que no se queda enquistada en nuestro interior, dañando nuestra salud.
Cómo usar la escritura para sanar
- Pregúntate a ti mismo: ¿cuánto tiempo ha pasado desde que me siento así? Si “demasiado tiempo” es la respuesta automática, es hora de buscar ayuda. Este es el momento para hacer algo al respecto y el comenzar a escribir puede suponer el primer paso.
- Para comenzar a curarnos al escribir necesitamos reconocer los momentos que nos son traumáticos o que nos estresan.
- Tener un espacio y tiempo en el que poder detenerse, para centrarse y así facilitar la introspección.
- Escribir durante veinte (20) minutos seguidos cada día. Los estudios demuestran que este tiempo sirve para obligarse a construir un relato coherente sobre aquello que está provocando malestar.
- Escribir sin preocuparse por cuestiones de gramática y/o puntuación, esto solo te sirve a ti.
- Dejarse llevar y conectarse con las emociones y pensamientos a los que le llevara el recuerdo de ese hecho traumático.
- Repasa lo que te está pasando en relación a aspectos importantes como tu trabajo, tus relaciones afectivas u otras áreas que puedan dar contexto a tu relato.
- Para poder lograr una mejoría es necesario que escribamos pero también que leamos aquello que escribimos, que tratemos de interpretarlo y que los significados que descubramos los hagamos parte de nuestra experiencia para lograr el conocimiento y la comprensión de la situación o emoción que está drenando a partir de nuestros textos.“No existen más que dos reglas para escribir: tener algo que decir y decirlo”. Oscar Wilde
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