Los huracanes, remolinos de tormentas oceánicas que se pueden ver desde el espacio, son a la vez cautivadores y aterradores de contemplar. Estos sistemas climáticos, de hasta 1,000 millas de diámetro, presentan tres amenazas: vientos lo suficientemente destructivos como para derribar edificios, mareas de tormenta que pueden inundar las áreas costeras y lluvias torrenciales que pueden causar inundaciones continentales devastadoras.
Comienza sobre agua tibia
Los huracanes nacen en los trópicos, por encima del agua tibia. Grupos de tormentas eléctricas pueden desarrollarse sobre el océano cuando la temperatura del agua excede los 80 grados Fahrenheit. Si las condiciones son correctas, los grupos se arremolinan en una tormenta conocida como ola tropical o depresión tropical.
Una depresión tropical se convierte en una tormenta tropical con nombre una vez que la velocidad del viento alcanza 39 millas por hora. Cuando la velocidad del viento alcanza las 74 mph, la tormenta se convierte oficialmente en huracán.
Para comprender realmente cómo se forman los huracanes, debe mirar dentro de estas tormentas masivas.
Funcionamiento interno de un huracán
Un huracán tiene tres partes principales:
- El ojo es el centro tranquilo y de baja presión de la tormenta, generalmente de aproximadamente 30 millas de diámetro. Los vientos son bajos o inexistentes.
- La pared del ojo rodea el ojo y contiene los vientos y la lluvia más fuertes. Los vientos pueden alcanzar 200 mph.
- Las bandas de lluvia son nubes circundantes que giran hacia afuera y aumentan el tamaño del huracán.
La mecánica del viento
Dentro del huracán, el aire cálido y húmedo circula alrededor del ojo, acelerando a medida que se acerca al centro. El aire también se eleva fuera de la pared del ojo, debajo de las bandas de tormentas eléctricas alrededor del huracán.
Estas bandas de tormentas son típicamente de 3 a 30 millas de ancho y de 50 a 300 millas de largo.
Los vientos destructivos de un huracán son creados por franjas de aire que giran en sentido anti horario y hacia arriba.
Una vez que el aire giratorio llega a la parte superior de la pared del ojo, se hunde de 20 a 40 pies por minuto en el ojo del huracán, calentándolo y suprimiendo las nubes y el viento.
Si bien los vientos de 74 a 175 mph creados por los huracanes son temidos, las marejadas ciclónicas pueden ser aún más mortales.
En mar abierto, los vientos huracanados empujan el agua hacia el centro de la tormenta. El agua desciende en espiral hacia el océano, creando corrientes submarinas.
A medida que el huracán se acerca a las aguas poco profundas cerca de la tierra, el fondo del océano bloquea el flujo del agua. La marejada ciclónica resultante envía grandes olas de agua a la tierra.
Fuente: USA TODAY
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