Despedida a mi antigua yo
Por días había sentido un hormigueo en la garganta y cosquillitas en el pecho, como mujer conocedora de las emociones, de los chakras y de mi energía, sabía que algo no andaba bien, que estaba guardándome algo que no había dicho, pero que venía en realidad de Anahata (chakra corazón) y estaba buscando su camino hacia afuera de mí, a ser expresado.
Con un montón de sentimientos revoloteando en mi interior, comencé a hacerme preguntas y a indagar en mis propias emociones. Aunque parecía más como abrir la caja de pandora, no sabía que iba a encontrar.
Vinieron días de insomnio, de llanto atorado que no lograba salir, momentos de incomodidad física y mental, y de remover mis viejas inseguridades con un diálogo interno de crítica y auto saboteo. También momentos de revivir muertos (aka a un ex novio de esos con los que todo es intenso: el romance, las peleas, las risas, el dolor).
Uno de esos días, terminé la grabación de mi podcast un tanto abrumada, y al subirme al carro, el llanto se dejó sentir, atorado en mi garganta, resistiéndose; las imágenes en mi mente aparecieron, por supuesto que no era dolor por esa relación con mi ex que pudo haber sido y no fue. Era llanto de liberación, de soltar a esa vieja yo que ya no vibraba en la misma frecuencia de mi presente.
Era una despedida a mis viejas creencias, a la niña que me había llevado a ser quien soy ahora, esa que me dio tantas alegrías y diversión, esa que se enamoró por primera vez, pero que también vivía dentro de un bunker que no le permitía dejarse llevar, que le preocupaba lo que otros dijeran de ella, que se sentía incómoda con su cuerpo, que tenía miedo de sentir y de amar, miedo de que la amaran porque ella no se amaba lo suficiente.
Ella (mi yo antigua) hizo lo mejor que pudo, y fue perfecto, pero yo seguí avanzando, creciendo, madurando, por lo que le di las gracias y le permití que se quedará en el pasado. Pues hoy sé que sigo caminando, a mi propio ritmo y quien quiera caminar a mi lado tendrá que seguirme el paso, o verme desde lejos seguir avanzando.
Muchas veces en nuestra vida vamos culpando a otros de no permitirnos seguir adelante y de atarnos al pasado y a los recuerdos, sin embargo, hay que darnos cuenta que la única persona deteniéndonos somos nosotros mismos. El miedo a soltar no nos permite ver más allá.
Si tan solo fluyéramos un poco, nos daríamos cuenta de lo maravilloso que está unos pasos adelante. Agradece quien fuiste y abraza quien eres ahora.
Foto: Pexels-Andrea-Piacquadio
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