Recientemente me tocó vivir un dolor profundo. Mi querida mascota Pina se nos fue, inició su vuelo y un nuevo proceso para ella y de grandes lecciones para mi. El día, amaneció lluvioso frio y así había llegado ella, dos años antes. Mi hijo rescató a esta muñeca peluda de la calle, por lo que era su niña y yo su abuela humana. Ella estaba enferma y ya nos había dicho el veterinario cuál sería su desenlace, no nos agarró por sorpresa. Tenía que dar clases, y me despedí de ella por última vez, me miro con esos ojos que quedaron grabados en mi alma, la bese la bendije y me fui. Un rato más tarde mi hijo me llamó para darme la triste noticia. Hemos llorado y mucho, nos han enviado cantidad de mensajes, los cuales agradezco. Con tantas muestras de apoyo observe que existe gran cantidad de personas que amamos a los animales sin importar si son perritos, gaticos, pajaritos. etc. En la clase, les pedí que oráramos por ella y todas las mascotas que se quedan sin hogar.
Afortunadamente, Pina tuvo un hogar en el que no sólo tuvo techo y comida, si no amor incondicional de todos, incluido Napo mi otro peludo que le cedió hasta sus cosas. El amor de quienes nos rodean ha sido sanador. Agradezco tantas palabras y energía de consuelo. Me enviaron varias veces una imagen en la que palabras más palabras menos, decía que cobijar a un perrito es tener la garantía de tener una luz el resto del camino y sinceramente, los días compartidos con ella son el mejor de los pagos y pensar que ella vuela es suficiente para mí, lo de la luz si ocurre o no, no es para mí importante pues es algo que tendría que buscar por mí misma y no por un tercero, no hubo intención de nosotros de obtener nada a cambio de cuidarla y, sin embargo, recibimos el regalo de su amor y gratitud y su sobria presencia, durante dos años. Para mí, que su alma logre seguir avanzando es más importante.
Otra cosa fue el cuento bonito del arcoíris y el hecho que te esperen para cuando a ti te toque cruzarlo, es una historia hermosa en verdad….pero mi hijo (que siempre me sorprende por su sabiduría) me dijo: “No quiero que me espere, imagínate que yo viva 90 años, su alma estará estancada por 70 años o más. Yo deseo que ella evolucione y su alma siga su proceso, no quiero que tenga que esperarme, la amo mucho y ese amor que me dio y le di basta, la dejo libre. No siento vacío, porque si tengo un hueco por su ausencia, pero en su presencia ella me dejo un espacio de amor aún mayor, entonces me duele, pero vacío no estoy”. Aprendí entonces que los hijos maduran y ven lo que haces, más de lo que les dices y mi hijo no es la excepción. Además ha crecido y me hace admirar su madurez y sentimientos. Él es capaz de amar sin ataduras y eso requiere una madurez emocional difícil de ver en la gente.
Comparto con él ese sentimiento, no deseo atarla y que me espere si me queda aún mucho tiempo para partir, deseo que ella evolucione, espero que mis meditaciones con ella, el escuchar mantras juntas, el que me acompañara a estudiar temas astrológicos le ayudarán a ser un ser distinto, ojalá mejor que muchos. Rescatar a un animalito de la calle, es una experiencia extraordinaria, ella simplemente nos dio un amor que no tiene comparación. Por eso este artículo es un homenaje a Pina y a todos los perritos y gaticos que se quedan sin hogar y a la vez una invitación para que te lo pienses y antes de comprar ADOPTES, verás que la experiencia no tiene comparación.
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