Ante toda la variedad de alimentos que consumimos podemos encontrar una variedad de nutrientes, los cuales nos aportan diferentes minerales y vitaminas para un óptimo funcionamiento de nuestro organismo. Asimilar de forma apropiada los alimentos es importante para nuestro cuerpo, por lo tanto, el cerebro es el encargado de regular nuestro estado de ánimo cuando ingerimos nuestros alimentos, esto es posible por unas sustancias llamadas neurotransmisores.
Algunos alimentos pueden influir en nuestro estado de ánimo; la alimentación consciente es una forma saludable de conocer los alimentos que consumimos y su efecto en nuestro organismo.
Los alimentos reales como lo son las verduras, frutas, frutas secas, legumbres y leguminosas son la opción ideal dejando de lado los alimentos procesados. Todos los alimentos contienen información, esta puede ser invisible ante nuestros ojos, pero nuestro organismo puede reconocer toda la información que los alimentos guardan en su proceso de fabricación, esto puede influir en nuestro organismo, teniendo como ejemplo la manera como fue manipulado ese alimento, en su proceso de fabricación, la forma como los preparamos, toda esa información es interpretada por nuestro organismo, esto puede ser asimilado como nutrientes que nos aportan energía o aquellos que nos hacen más pesados y enfermar.
“Es importante entender que los alimentos pueden expresarse en nuestro organismo con emociones positivas, cuándo aportan salud a nuestro cuerpo en lugar de enfermarnos”.
Por lo tanto, tu mente puede cambiar, cuando de una alimentación consiente se trata haciendo influencia en los alimentos que elegimos consumir, cuando estamos enfadados consumimos los alimentos más rápido, casi de forma instantánea.
Por otra parte, el hipotálamo es la glándula que nos activa la saciedad, indica el punto hasta donde deseamos consumir alimentos; hay ciertos alimentos los cuales pueden engañar esta glándula como, por ejemplo: los hidratos de carbono, esto sucede, ya que estos alimentos poseen en sus propiedades serotonina, engañando al hipotálamo así no sentimos la sensación de hambre, por otro lado, encontramos el apetito emocional el cual es querer comer por la necesidad de saciar algunas emociones. Es aquí donde influyen las emociones en el momento de comer. Existen varias emociones, estas pueden condicionar fuertemente nuestra forma de alimentarnos, o la conducta de expresarnos. Es importante reconocer nuestras emociones para no toparse con el impulso de comer, teniendo en cuenta que no existen emociones buenas ni malas, esas emociones pueden llevarnos a comer cuando estamos felices o tristes las dos de forma impulsiva, cuando son más intensas estas emociones hacen que nos comportemos de manera más emocional que objetiva, así que se debe tener cuidado a la intensidad de nuestras emociones. Debemos comer cuando tengamos hambre, más no saciar nuestras emociones con los alimentos.
Cuándo conseguimos tener un equilibrio con nuestra alimentación vamos a hacer que nuestras emociones estén más reguladas.
No comemos solo por nutrir nuestro cuerpo, también está en medio el placer que nos genera. Es importante comer, pero manteniendo un justo equilibrio ante ello.
Algunos alimentos ayudan a segregar serotonina y endorfina, hormonas responsables de la sensación de bienestar. Alimentos con alto contenido de triptófano, fibra, calcio y vitaminas, por ejemplo:
Las fresas protegen los niveles de endorfina, la avena rica en carbohidratos y fibra aumenta los niveles de serotonina, alivia el estrés, la espinaca aumenta los niveles de serotonina. Por lo tanto, influyen en los estados de ánimo.
Así que anímate a llevar una alimentación equilibrada y colorida, recuerda que tu estado de ánimo también es reflejo de tu alimentación.
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