Tras el confinamiento vimos como la naturaleza emergía libre y poderosa sobre un mundo paralizado y una humanidad restringida a sus hogares por la amenaza de la Covid-19.
En la medida que se conoció más sobre el virus y se determinó que el uso de mascarillas y guantes ayudaban a su prevención observamos otro detalle: la contaminación a granel por mascarillas y guantes desechados en calles, en ambientes naturales y hasta en mares y océanos.
¿Cómo se degrada una mascarilla? Una mascarilla quirúrgica común puede tardar en descomponerse entre 300 y 400 años cuando son abandonadas en la naturaleza. Por el contrario, la degradación de las mascarillas FP-II o similares puede duplicarse en el tiempo.
Asimismo, mientras una mascarilla se degrada lentamente, va liberando compuestos realmente dañinos para las diferentes formas de vida que existen en un ecosistema. La flora, la fauna y muchos microorganismos pueden ver peligrar su existencia como uno de los efectos de las mascarillas sobre el medio ambiente.
Los noticieros han reportado la presencia de mascarillas y guantes en playas, ríos y mares. Así que se sumarían a los ocho millones de toneladas de plástico que se arrojan cada año a los mares y océanos. Estamos ante un nuevo desafío ambiental.
Las mascarillas de un solo uso, al igual que otros tipos de mascarillas desechables, están fabricadas con plástico. En concreto, las fibras que las componen son polipropileno, poliéster y mezclas de rayón.
Las investigaciones advierten que muchos de estos materiales están llegando a vías fluviales, lo que aumenta la presencia de plástico en el medio acuático.
Las mascarillas y OceansAsia
OceansAsia, una organización no gubernamental que promueve la defensa y la investigación de los medios marinos, ya advirtió de la presencia de mascarillas desechables en el océano de Hong Kong en febrero de 2020.
Gary Stokes, del grupo conservacionista OceansAsia, se ha dedicado a limpiar las aguas de las islas Soko en Hong Kong.
Esto comprueba que las mascarillas faciales se han convertido en la nueva basura ambiental. Hay poca conciencia en las personas que las lanzan a la calle o en plena naturaleza. Y es grave porque al degradarse se convierten en fuente de fibras microplásticas, lo perjudica notablemente al medio ambiente.
Otros efectos: brotes de nuevas enfermedades. ¿Qué pasa con las mascarillas ya usadas y tiradas? Contienen partículas víricas, bacterias y otras toxinas.
Así que pueden actuar como fuente para un brote de enfermedades. Muchas de las partículas fijadas a la mascarilla pueden propagarse y contagiar patógenos invasores.
Sobre la vida animal: directamente sobre la fauna. Se han reportado casos de animales atados a los elásticos de una mascarilla. O de playas bañadas completamente con ellas, lo que imposibilita a los peces nadar en libertad. Amén de lo que eso puede resultar para los corales u otras especies. Y para la misma gente, pues esas playas no son aptas para nadar en ellas.
¿Qué hacer entonces? Si bien no se puede dejar de usar mascarillas frente a la pandemia, se deben buscar otras vías.
La Unión Europea está llevando a cabo campañas de concienciación para sensibilizar sobre su uso responsable y su posterior tratamiento como residuo.
Elige mascarillas reusables. Si usas las de plástico procura desecharlas adecuadamente. Contribuye a ser parte de la solución y ayudemos todos a cuidar al planeta. No hay opción B para éste.
Fotos: @oceanAsia
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